Son casi 12 años los que han transcurrido desde aquel 23 de mayo de 2010. Ese día, Óscar Guerrero, de 18 años, sintió un intenso dolor de cabeza que lo despertó abruptamente a las 7:30 de la mañana.
Inmediatamente, se trasladó a la habitación de su mamá, Verónica Guerrero, y le comentó su malestar. Ella le aconsejó que descansara un poco, que pronto se recuperaría del malestar, pero no fue así. En segundos, se desmayó a su lado y lo que sucedió después fueron momentos de agonía buscando auxilio entre los vecinos.
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Luego fue hospitalizado. El accidente lo dejó en estado vegetal y los especialistas reducían al mínimo las probabilidades de sobrevivir. Es así como regresó a su casa, pero su madre jamás se dio por vencida y siempre mantuvo la esperanza de que se recuperaría. Ella procuró estimularlo en todo momento porque él aún respiraba y tenía signos vitales.
«Los primeros meses que recuperé la conciencia, a finales de 2010, todo se me hacía imposible y doloroso», recuerda Guerrero. Meses después, el neurólogo Héctor Orrego diagnosticó que lo que le sucedió a Óscar aquella mañana fue la explosión de una malformación arteriovenosa en su cerebro.
Pero eso no es todo, también, mientras estaba hospitalizado, sufrió un infarto en el cerebelo. Como consecuencia de este incidente, el joven forma parte de la población con discapacidad, y presenta dificultad para mover sus extremidades. Por lo tanto, el joven asiste a rehabilitación, y de manera progresiva, ha ido recuperando la movilidad, aprendió nuevamente a hablar, a leer y escribir.
Actualmente, se ejercita con máquinas de pesas y elípticas durante 20 minutos, donde trabaja el área de abdominales, brazos, piernas y espalda. Además, camina con andadera, es capaz de subir y bajar gradas y puede conducir un vehículo.
«Con el tiempo he logrado entender que, aunque todavía necesito ayuda en muchísimos aspectos, mi determinación de ser lo más independiente posible va dando frutos», enfatizó.
Ahora se conmemora el Día Mundial de la Rehabilitación, una fecha que busca destacar la necesidad de que las personas que presentan alguna discapacidad tengan acceso a tecnologías de diagnóstico y tratamiento eficaces.
Óscar ha destacado por disciplina en los procesos de rehabilitación. Ha resistido a 12 operaciones, entre ellas, la reconstrucción del cráneo y otra en el talón de Aquiles, descrita por los médicos como una de las más dolorosas para el ser humano.
El joven comparte su testimonio de vida con los demás, brinda charlas motivacionales, y escribió «Contra todo pronóstico», su primer libro, que tendrá una segunda parte.