Su abuelo protegía el territorio indígena en el estado brasileño de Rondonia con arco y flecha. Pero hoy el arma de muchos jóvenes indígenas como la activista Txai Suruí contra la tala y la minería ilegal en la Amazonía es la tecnología.
Esta brasileña de 26 años es una de las estrellas de la Web Summit Rio, la mayor conferencia tecnológica anual global que esta semana reúne por primera vez fuera de Europa a más de 20,000 empresarios de grandes compañías tecnológicas, start-ups e inversores de todo el mundo.
«Hoy para nosotros la tecnología es un arma (…) usamos la tecnología y el conocimiento ancestral como una forma de resistencia, de protección de nuestro territorio», afirma a la AFP al margen de la conferencia.
Con cámaras de video, drones, GPS, teléfonos celulares y las redes sociales, un grupo de jóvenes de su pueblo monitorea la invasión de tierras y las denuncia a través de una aplicación, explica Txai, coordinadora de la Asociación de Defensa Etnoambiental Kanindé, que trabaja con 21 pueblos indígenas de la Amazonía.
«Pero la tecnología puede ser usada para el mal», alerta. «El mismo satélite que usamos para proteger nuestro territorio es usado por los invasores para destruir. En Facebook se vende tierra indígena».
En Brasil viven unos 800,000 indígenas, la mayoría en reservas que ocupan 13,75% del territorio, según datos oficiales.
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