Un total de 218 propuestas de reformas conforman el documento que el equipo «ad hoc» para las reformas constitucionales, encabezado por el vicepresidente Félix Ulloa, remitió al presidente Nayib Bukele para que lo considere. La Carta Magna de El Salvador tiene sus cimientos en la de 1950, que fue reformada en 1962 y 1983. Para añadir insumos se han hecho consultas con el sector académico superior. Ulloa compartió con «Diario El Salvador» cómo ha sido esta dinámica.
¿Qué percepción cree han tenido en la academia sobre el trabajo que ha llevado a cabo el equipo «ad hoc»?
Quiero agradecer y reconocer a las dos gremiales universitarias, al Consejo Nacional de Rectores y a la Asociación de Universidades Privadas por organizar estos conversatorios. Participaron estudiantes, docentes y el equipo «ad hoc» para dar los aportes históricos que se tomaron en cuenta. De cada conversatorio se elabora un documento que luego se entrega al equipo «ad hoc», y se elaborará una nueva adenda que se entregará al presidente Nayib Bukele a finales de este año. Estos conversatorios probablemente terminarán a finales de octubre, y luego nos quedaremos sistematizando todos los aportes. La respuesta ha sido altamente positiva, ha habido una gran cantidad de conversatorios en San Salvador y en el interior del país. Se abordaron temas específicos. Algunas universidades señalaron parte dogmática, derechos fundamentales, temas políticos. La modalidad que encontramos ha sido híbrida, con sesiones presenciales, virtuales o una mezcla de ambas. Llegamos a tener audiencia de más de 1,000 personas. Estamos satisfechos. Hemos logrado el objetivo de la discusión, del debate al más alto nivel, que es el universitario. En San Miguel nos decían que la libertad de cátedra es una de las conquistas más grandes en la libertad de pensamiento; por eso se invita a que haya una total y absoluta libertad a la discusión de estos temas. Estamos satisfechos con esta etapa.
Ahora el equipo «ad hoc» ha ido a las universidades. ¿Es una nueva forma de trabajo?
Sí. La primera etapa de la consulta se inició el 15 de noviembre de 2020. Se abrió una plataforma para permitir a todos los salvadoreños en el territorio o fuera del país que pudieran participar. Recibimos más de 3,800 propuestas de salvadoreños en 25 países diferentes. Por primera vez, la diáspora pudo participar en la elaboración de una propuesta de reformas constitucionales. Acá en El Salvador organizamos cuatro mesas. La primera fue la mesa dogmática, la segunda fue el sistema económico y político, la tercera fue sobre la parte orgánica del Estado, y la cuarta mesa fue sobre los procesos y los plazos dentro de la Constitución que no estaban definidos. Las cuatro mesas estuvieron conformadas por cientos de profesionales, líderes de gremiales sociales, empresariales. La gente venía y solicitaba participar, y así fuimos escuchando a las iglesias, a los sindicatos, al sector privado, a las instituciones públicas; escuchamos a varios ministerios: de la Defensa, Gobernación, Educación, Salud, a la Fiscalía, a ambas procuradurías. Tuvimos ese diálogo, escuchamos a todos los sectores, fue inclusivo. Los únicos que no participaron son los que no quisieron. Las puertas estaban abiertas. Todas las propuestas se tomaron en cuenta. La primera fase fue abierta, transparente. Y esas propuestas son las que entregamos al presidente Nayib Bukele el 15 de septiembre de 2021, pero le solicitamos el espacio para presentar a las universidades las propuestas y recibir sus sugerencias, y es lo que estamos haciendo.
¿Hablamos de una nueva Constitución o de reformas a la Constitución?
Son reformas, nada más que son reformas integrales. Se revisó desde el artículo 1 hasta el 274, y se agrega un preámbulo que define qué es el Estado. En la Constitución actual no se define qué es el Estado. Nosotros lo hacemos desde los tres elementos constitutivos: el territorio, la población y el sistema normativo. Le damos una connotación en la visión integracionista para que El Salvador pueda formar parte de la gran nación centroamericana. El derecho a tener una patria grande. Hoy por hoy está contemplado en el artículo 89 como una aspiración, y nosotros lo ponemos como un derecho. Nosotros proponemos 218 reformas a la Constitución. No estamos convocando a una Constituyente, sino que se siga el proceso ya establecido, que una Asamblea apruebe las reformas y otra legislatura las ratifique.
Una de las críticas desde la oposición es que el texto constitucional actual tiene ambigüedades. ¿Se han resuelto estas?
Esa ha sido la idea. No solo mejorar el contenido, ampliar derechos, modernizar al Estado, empoderar al ciudadano. Este proyecto empodera al ciudadano por medio del referéndum y del plebiscito. En efecto, hay artículos que tienen ambigüedades, quedan oscuros, se contradicen, y eso obliga a que una Sala de lo Constitucional los esté interpretando. Y como no somos filólogos ni expertos en gramática, le pedimos a la Academia Salvadoreña de la Lengua que revisara el texto. Lo aceptaron y asumieron la tarea de revisar los artículos, que los verbos estuvieran bien conjugados, la colocación de las comas. Hemos ido teniendo ese cuidado de que las normas queden bien redactadas.
¿Será este un legado de la actual administración?
Esa es la idea que planteamos. El propósito es dejar un legado a las nuevas generaciones, dejar una nueva Constitución. Sabemos que la Constitución actual se redactó en la guerra, y tiene ese sentido histórico del momento. Muchos artículos se redactaron en el momento en que se vivía. Por ejemplo, el artículo 85 habla de que los partidos políticos son el único instrumento para llegar al poder. Pero el informe del constituyente dice que se vieron obligados a hacerlo así porque había grupos armados insurrectos que querían llegar al poder por las armas. Eso ahora ya no tiene sentido. Nosotros establecimos que los partidos son depositarios de la voluntad popular, pero no los únicos. Lo que ahora conocemos como diputados no partidarios por sentencia ahora podrán serlo por el texto constitucional.
Cuando se aprueben las reformas, ¿habrá que armonizar las leyes secundarias?
Sí. Se deben armonizar. Con la Constitución de 1983 se dieron 10 años para armonizarse. Era entendible, había una guerra. Nosotros hemos dado dos años. Media vez sean ratificadas, todas las leyes que sean afectadas por la Constitución tendrán dos años para armonizarse.
¿En qué situación están las propuestas actualmente?
El documento que se le dio al presidente Nayib Bukele se conserva. Lo que estamos haciendo es socializarlo, divulgarlo. Al terminar, el presidente tendrá el primer proyecto y la adenda de la etapa de consultas.
Usted ha estado estrechamente ligado a temas de Constitución. ¿Se siente satisfecho con el trabajo hecho?
Totalmente. Una de las grandes satisfacciones que me llevo es haber podido conducir a este equipo, este esfuerzo, este proyecto, de identificarnos con todos los sectores, aun con aquellos que nos atacaban. Hemos ido demostrando que sus ataques no tenían razón. Ahora esperamos que la propuesta llegue al Órgano Legislativo y que servirá a la población salvadoreña. Estamos llegando al primer cuarto del siglo XXI y necesitamos normas que reflejen esta nueva realidad. Uno de los derechos que hemos incluido es el derecho al internet. Proponemos un Estado más moderno que responda a las demandas de estos tiempos. Me siento satisfecho de haber dado a la sociedad este documento, que va a servir para diseñar ese país que soñamos. Vemos un país en los próximos años, no solo al presente, el diseño del país que visualizamos. No es solo los derechos, a las profesiones, sino a la participación del ciudadano, que se empodere, que sea sujeto de la política y no objeto. El ciudadano tendrá la facultad de proponer cambios en las políticas públicas, tiene derecho a decir no o sí a una medida de Gobierno cuando se le consulte. Le agradezco al equipo «ad hoc», que estuvo de manera voluntaria sistematizando todas las propuestas. Lo hicieron sin cobrar un centavo, porque todo fue de manera voluntaria. La gente que vino y dio sus aportes no cobró nada. Fue voluntario.