Sobre la calle Rubén Darío, a solo unos pasos al costado izquierdo de la iglesia central de Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate, se ubica La biblioteca de los sueños.
Su nombre no puede ser mejor. El sitio es un sueño hecho realidad de compatriotas y extranjeros residentes en Estados Unidos quienes creen en la lectura como base para el desarrollo de El Salvador, a partir de sus nuevas generaciones: los niños y las niñas.
El escritor Jorge Argueta es la cara visible de este sorprendente proyecto, que distingue a Santo Domingo de Guzmán -su natal municipio- como único en todo el país. Miles de libros han sido traídos desde Estados Unidos y México para dar forma a La biblioteca de los sueños, que abrió sus puertas en septiembre 2018.
Títulos en español, bilingües y hasta trilingües se acomodan sobre mesitas, estantes y repisas enclavadas en las paredes.
«My colors, My world» («Mis colores, Mi mundo»); «¡Vámonos!» («Let´s Go»); «Moví la mano» («I Moved My Hand»); «Buenas noches Luna»; «The life of Pelé» («La vida de Pelé)»; «Estrellita en la ciudad» («Estrellita in the city») son solo algunos títulos de los millares puestos a disposición de los niños y las niñas.
Hay libros de pastas duras y hojas gruesas con muchas figuras coloridas para los más pequeños; libros con frases y oraciones cortas, libros con pequeños poemas y, otros, con narraciones más extensas, que comprueban lo que sus creadores pensaron: enseñar desde la primera infancia.
Es increíble ver cómo esa casa de adobe -de 90 a 100 años de existencia- de una gran habitación principal y una segunda casi un tercio de la primera -que aloja la cocina, lavadero y bodega- se ha convertido en una verdadera esperanza para los residentes más jóvenes de Santo Domingo de Guzmán.
«Este es un lugar muy rico culturalmente y, a la vez, es muy pobre. A estos niños se les ha quitado quizás la capacidad de soñar. Entonces, a través de estos libros, de la lectura, de los juegos tradicionales, de cariño, con respeto, como se hace en este lugar, queremos devolverles lo que han perdido», comparte Argueta.
La magia de Manyula
Hace 14 o 15 años surgió la idea de crear una biblioteca infantil en El Salvador, pero antes nació el Festival Internacional de Poesía Infantil Manyula.
Fueron 13 años consecutivos que el certamen se desarrolló en el país, de forma itinerante (en diversos municipios) con apoyo de la Biblioteca Nacional de El Salvador y su director Manlio Argueta. «Llevemos de aquí (en Estados Unidos) un festival que promueva y enlace verdaderamente los temas de libros, donde nuestros niños se vean reflejados en su historia y su futuro, dijimos […] Fue así como con amigos mexicanos, compatriotas, el fundador fui yo, que empezamos todo. Después me uní con Manlio Argueta, con la Biblioteca Nacional. De Estados Unidos vino René Colato Laínez, que es un escritor de libros infantiles; Holly Ayala, Rosa Ayala, que es una familia prácticamente», explica Argueta.
En medio de ese esfuerzo por el fomento a la poesía madura, por fin, el proyecto de la biblioteca que como primera locación tuvo el barrio San Jacinto, en San Salvador, hace cinco años.
En la colonia América, en San Jacinto, todo funcionó bien hasta que llegó la pandemia y fue entonces que Argueta decidió trasladar la biblioteca al suelo de sus ancestros nahuablantes.
Santo Domingo de Guzmán solo tiene una calle principal, que fue renombrada en honor al poeta nicaragüense Rubén Darío, y es allí justamente donde se localiza la vieja casa de barro, con un entramado de horcones de madera sosteniendo las paredes y el techo.
Uno de los libros que destaca en la colección está inspirado en la elefanta Manyula que, desde 1955 hasta 2010, permaneció en el Zoológico Nacional salvadoreño. El libro se llama «Olita and Manyula. The big birthday» («Olita y Manyula. El gran cumpleaños») que narra la vivencia de una niña invitada a celebrar un natalicio más de la mítica paquiderma.
La obra es bilingüe y fue creada por Argueta; las ilustraciones pertenecen al destacado pintor salvadoreño El Aleph, e incluye una pequeña historia y una fotografía a colores de la inolvidable elefanta.
No menos importante es «El Popol-Vuh para nuestros niños», de Ana María Dueñas. Una pieza de pasta dura azul, repleta de mágicas ilustraciones editada por el extinto Banco de Construcción y Ahorro, S. A. (Bancasa).
«Mi familia es de aquí, es campesina, indígena, nahuablante. Yo me fui de chico, fui uno de los primero migrantes. Mi mamá se fue para San Salvador y allá se quedó. Yo me fui para Estados Unidos, pero siempre deseé volver al pueblo», comparte el escritor.
Ibby y los incansables viajes
Un total de 35 libros pertenecen al escritor Jorge Argueta. Algunos como «Guacamole», «Salsa», «Agua, agüita («Water, little water») y «Arroz con leche» («Rice pudding») están a disposición de los niños y las niñas en Santo Domingo de Guzmán.
Las obras del salvadoreño forman parte de los 1,200 o 1,500 que se encuentran en La biblioteca de los sueños, pero como dice Argueta: «hay un montón en San Salvador».
Según contó, viaja una o dos veces al año a Estados Unidos, y todos los volúmenes en Santo Domingo fueron posible gracias a unos 10 viajes realizados. «Todo esto yo lo traje, en mis viajes, en maletas como esa. No traigo más que libros para niños».
Por su vínculo con editoriales, supo de una amiga guatemalteca y editora de algunos de sus libros sobre la Organización Internacional para el Libro Juvenil (International Board on Books for Young People, IBBY), dedicada a fundar bibliotecas en todo el mundo.
Fue así que, sin planearlo, se integró a esa organización para avanzar en la creación de la biblioteca infantil en El Salvador, lo cual fue posible mediante un convenio.