La Cámara de Representantes de Estados Unidos intentará este viernes por cuarto día consecutivo elegir a su nuevo presidente y romper la parálisis generada por las disensiones en las filas republicanas.
Tras tres días de negociaciones y 11 votaciones, el republicano y favorito Kevin McCarthy, siguió el jueves sin conseguir el cargo. Los debates se reanudarán el viernes a las 12:00 Hora local.
McCarthy, electo por California, tendió la mano a la veintena de republicanos seguidores de Donald Trump que lo resisten y les hizo concesiones, pero hasta ahora sus esfuerzos han sido en vano.
Ese grupo de trumpistas dice no confiar en McCarthy y se negó a alinearse con el resto del partido dejando a la Cámara de Representantes un día más sin presidente, algo inédito en 160 años.
Al carecer de «speaker» o presidente, los congresistas no pueden asumir sus cargos y en consecuencia votar proyectos de ley.
Miembros del ala más conservadora de los republicanos, los trumpistas son cruciales debido a la muy estrecha mayoría que consiguió el partido en las elecciones legislativas de noviembre.
«Tenemos que arreglar este sistema defectuoso», dijo el representante Matt Rosendale, instando a otros republicanos a unirse a la rebelión.
McCarthy, que no puede ser elegido sin el apoyo de ese bloque, accedió a una de sus peticiones para facilitar la destitución del presidente de la Cámara. Pero la concesión no fue suficiente y la oposición a su candidatura se mantuvo.
La tercera figura más importante de la política estadounidense después del presidente y el vicepresidente, el «speaker» necesita una mayoría de 218 votos para ser elegido. McCarthy tiene actualmente un techo de 201.
Miembro del estado mayor republicano desde hace más de diez años, carece por el momento de un competidor creíble. Sólo el líder del grupo rebelde, Steve Scalise, circula como eventual alternativa, pero sus posibilidades no parecen serias.
La Cámara seguirá votando hasta que consiga elegir a su presidente. El asunto puede insumir horas, días o semanas. En 1856, se llegó a un acuerdo tras dos meses y 133 votaciones.
El presidente Joe Biden calificó la situación como «vergonzosa para el país».