Dayana Lisseth Cuellar, de 19 años, es originaria de Bogotá, Colombia, pero tiene nueve meses de vivir en el país, y ya cuenta con la residencia salvadoreña, por lo que aprovechó que el personal del Ministerio de Salud (Minsal) realizaba una jornada de vacunación casa por casa en la residencial Megápoli de San Miguel, y se colocó su primera dosis.
«Es admirable el sistema de salud en este país y yo amo Colombia, pero me gusta porque acá se preocupan por las personas. Hasta en las casas andan vacunando. Lo único malo es que solo salvadoreños, tenemos familiares nicaragüenses, pero a ellos no los pueden vacunar, no aparecen en el sistema», opinó Cuellar.
La joven vive en dicha residencial con sus hermanos, quienes también ya fueron vacunados contra la COVID-19.
Similar a Cuéllar, Nery Quinteros de Rosales, de 44 años, y su hija, también se vacunaron. Una labora en el supermercado y la otra en el área de seguridad de la residencial, por lo que aprovecharon a vacunarse.
Las mujeres cuentan que no habían tenido espacio por cuestiones laborales para poder salir a ponerse la primera dosis.
«No habíamos tenido tiempo e hicimos la cita y nos tocaba otro día, pero ya ahorita nos facilita todo, ya que nos vamos ahorrar dejar de trabajar y el viaje hasta la unidad de salud. Mi hija y yo estamos contentas por esta oportunidad que nos dan», dijo De Rosales.
Cuatro empleados del Minsal andaban casa por casa colocando la primera dosis de la vacuna la Moderna, como parte del acercamiento de la vacunación a la población salvadoreña. En la residencial lograron vacunar a 30 personas.