Con guantes blancos y sumo cuidado. Así es el trato que reciben las pinturas al ser manipuladas por el curador del Museo MARTE Jaime Izaguirre mientras enseña parte de la colección no expuesta al público que se conserva en el depósito de obras.
Y es que uno de los principales retos de una institución de este tipo es garantizar la preservación total de las piezas para evitar que elementos externos las dañen o deterioren. La salvaguarda también aplica a esculturas, entre otros objetos.
La conservación museística comprende aspectos muy diferentes que van desde la conservación preventiva, la investigación y el tratamiento hasta la restauración, la investigación en conservación y la exposición de los objetos.
Sobre este último factor, Lindo detalló que con base en la misión que cumple el museo, que es mostrar piezas de gran peso artístico, es inevitable que las pinturas no se vean expuestas a elementos que son característicos del ambiente, como el polvo, la luz, la humedad, entre otros.
Pero, como parte del proceso de conservación, el MARTE garantiza por medio de varias medidas se evite lo más posible su degradación.
Las medidas van desde cumplir ciertos requisitos de los lugares en donde se exponen, el protocolo de manipulación de las piezas, hasta las restricciones para los visitantes.
«Se piensa mucho en el proceso de conservación de las obras que están expuestas; entonces, por eso vemos que aquí, como en otros museos, no hay ventanas o exposición a la luz o al sol. Se trata de controlar todos esos factores, hasta el polvo o las demás cosas que les puedan hacer daño. Y en el contexto salvadoreño también hay que batallar con factores como la humedad», señaló la directora.
Otra de las medidas que, según Lindo, siempre se toman en cuenta es la naturaleza de la colección, ya que los tratamientos —por la composición y características de las piezas— varían según los materiales que estas contengan.
«A la hora de conservar se ve un poco de todo. Por ejemplo, si es papel, se le da un tratamiento diferente a que si es una pintura de óleo o una pintura de acrílico. Luego, si es una escultura, es distinto. Entonces, si lo vemos en general, tiene que ver con cuestiones de estar batallando con todo. Sin embargo, con lo único que no podemos hacer nada es contra el desgaste del tiempo, ya que es algo inevitable, y esa fluidez del tiempo va ocasionando cierta descomposición o degradación de la obra», añadió.
CURADURÍA: ELEMENTO INTRÍNSECO DE UNA COLECCIÓN
Se piensa que una colección no está completa sin un significado, es decir, sin una lectura que explique a quienes la visitan el trasfondo de cada una de esas piezas.
En ese sentido es que encontramos la importancia de la curaduría, como parte fundamental de una colección que busca exponer el arte en su máximo sentido y compresión.
Los curadores tienen la enorme tarea de investigar y estudiar de una forma minuciosa la autenticidad, la calidad y la importancia histórica de cada una de las obras que tienen a su cuidado, así como brindar un posible «diálogo» que explique lo que el artista quería expresar por medio de la pintura que plasmó.
Para Jaime Izaguirre, director de programación y curador del MARTE, esta labor encierra un proceso por medio del cual se construye una relación entre las obras, el pintor y quien las observa, con lo que se logra que se le dé una narrativa a la colección completa, que debe de tener concordancia y un hilo conductor según el tema de la exposición que el museo presente.
«Básicamente, con este proceso se le da narrativa a la exposición que se va a montar. Se abona a que esa pieza u objeto tenga más contenido, de manera que esta obra nos diga más sobre quién la hizo, por qué la hizo y lo que significaba», comentó.
El proceso de intervención de la curaduría puede ser de distintas formas que, según Izaguirre, dan una connotación personal del curador, sin transgredir el significado que el artista da a las piezas.
En este sentido, el curador puede involucrarse desde el acompañamiento al artista, que básicamente le permite conocer más a fondo las piezas, sugiriendo un tema de investigación en específico —que se relaciona con temas de interés del museo o en concreto del curador— y recomendando obras que encajan en una exposición según la línea de tópico de interés.
Con ella, la intención es que se pueda transmitir y vincular a los públicos que no necesariamente están interesados en arte pero que de una u otra manera puedan encontrar más accesible la compresión de una exposición y su trasfondo.