El 19 de enero del 2024 quedará marcado en letras de oro en la historia del fútbol salvadoreño y en la memoria de las miles de almas que se citaron en el estadio Cuscatlán. Eran las 6:20 de la tarde y Lionel Messi, el mejor futbolista de todos los tiempo, pisó por primera vez el emblemático Coloso de Montserrat como un líder, imponente, y tras de él, comparecieron a la cancha Luis Suárez, Jordi Alba, Sergio Busquets y el resto de la plantilla del Inter Miami.
Si para los futbolistas de la selección nacional era un sueño poder enfrentar al argentino, lo era aún más para los hinchas que no ocultaron su admiración por el vigente campeón del mundo. Lo demostraron casi colmando las gradas del estadio con las camisas rosas de su actual club y albicelestes de Argentina.
Como en todo el mundo, Messi es un ídolo y en El Salvador no es menos que eso. Al dar sus primeras pisadas, «la Pulga» se dirigió al sector de sol general y alzó sus brazos para saludar a los salvadoreños y extranjeros ubicados en esa zona. La gente lo abrazó, lo inundó de aplausos por estar aquí y por todo lo que le ha dado al fútbol.
Se llegó la hora más esperada, donde todos querían ver a Messi tras el balón y que marcara esos goles que la mayoría solo había podido ver en la televisión. El último de «The Best» de la FIFA se estrechó la mano con Nelson Bonilla, intercambiaron banderines, pero a esta fiesta del fútbol no podía faltar el mejor salvadoreño con una pelota en los pies.
Apareció Magico González para hacer el saque de honor, no sin antes protagonizar una de las mejores escenas de la noche: El abrazo entre dos cracks, ese que llevaba un apretón lleno de fútbol, cada uno en su era.
Ya en la cancha, Messi sacó su pincel para hacer de las suyas y meter unos trazos sobre el lienzo del Cuscatlán. Cada vez que tocó la pelota arrancaba en la afición no solo palmas, si no también muchas sonrisas.
Quien impidió que el argentino celebrara su primer gol de pretemporada fue Mario González, guardameta de la Azul que le tapó tres disparos casi a quemarropa y ahogó el grito de gol en contra de la Selecta que todo mundo quería celebrar.
Se bajó el telón del medio tiempo y fue como si un músico terminara su concierto, pero sus espectadores le piden «una más». En este caso, en el fútbol, no es permitido. El show había terminado porque Messi no salió a jugar el segundo tiempo y no podía volver a escena.
Al final, el partido acabó 0-0 en el debut de David Dóniga al frente de la Selecta. Juego 18 sin ganar para El Salvador. Sin embargo, a pesar de ser preocupante que no hay victorias, esta vez, solo esta vez, queda en un segundo plano.