Con mascarilla, salvo los amigos, cualquiera llama Eliodoro a Óscar o viceversa. Bajo los tres palos hay que revisar con detenimiento y ser detallista para constatar si es Leo Portillo o su hermano menor, quien está de turno defendiendo la casaca de Chirilagua. Eliodoro o Leo, como se le conoce al capitán de la Azul Playera, más que su sangre ahora comparte la misma pasión con su hermano Óscar: el fútbol playa y más específico la portería.
Con el mismo tono de voz lo que les diferencia afuera es que Óscar es la complexión más delgada y que al momento de sacar el balón, contrario a Eliodoro lo hace con la mano zurda y obviamente tampoco tiene la misma técnica y oficio de Leo.
«Me siento alegre y feliz de compartir con él. Él está llegando a esta modalidad, está empezando, pero lo importante es que está acá y que aproveche el momento», dice Eliodoro en referencia a Óscar. «Él, hay cosas que las desconoce todavía, tiene que entrar en ritmo de juego, como te repito es nuevo y es entendible que algunas cosas no le salgan bien todavía», añade sobre las cualidades de su hermano menor.
Óscar reconoce que en esta modalidad aún está en «pañales» y que tiene que trabajar duro para superarse y poder emular los pasos de Eliodoro, consagrado con la Selección. «Tengo que seguir trabajando. Mi meta es poder superarme en la portería de fútbol playa. Mi hermano me dice que tengo que esforzarme para poder llegar a un equipo más grande», expresa.
Óscar no esconde que en el futuro le gustaría llegar a la selección. Por ahora cuenta ya con 27 años, pero tiene a la par a Eliodoro, que a sus 32 es ya un maestro en la portería.