Un millar de aficionados de diferentes clubes ingleses dejaron aparcada su rivalidad y se concentraron en los exteriores de Stamford Bridge, antes del encuentro entre Chelsea y Brighton, para mostrar su oposición a la Superliga.
Y sorprende aún más el anuncio del City por cuanto los promotores de la Superliga habían obtenido este martes una primera victoria judicial, tras la decisión este martes de un tribunal madrileño de impedir a UEFA y FIFA actuar contra los clubes impulsores del nuevo torneo.
Ante la ola de indignación que provocó el lunes el anuncio de una liga privada y casi cerrada, sus promotores ya habían advertido que acudirían preventivamente ante la justicia ante eventuales represalias de las instancias del fútbol, una amenaza que reiteró este martes por la mañana el patrón del fútbol mundial, Gianni Infantino.
En un acto judicial al que tuvo acceso la AFP, el Juzgado de lo Mercantil nº 17 de Madrid adoptó medidas cautelares por las que prohíbe a FIFA, UEFA, ligas nacionales y federaciones, adoptar «cualquier medida o acción» contra el proyecto de Superliga o sus fundadores, a la espera de una decisión definitiva.
«Afrontar las consecuencias»
La decisión del tribunal madrileño llegó apenas unas horas después de que el presidente de la FIFA, Infantino, respaldase a la UEFA: los clubes fundadores de la Superliga «deberán afrontar las consecuencias» si persisten en su proyecto.
Infantino considera esa nueva competición «un club cerrado» y «disidente de las instituciones existentes».
«O estás dentro, o estás fuera», añadió, agitando de nuevo la amenaza de la exclusión de los clubes impulsores de la Superliga europea y de sus jugadores de todas las competiciones nacionales e internacionales, sin citar sin embargo medidas concretas.
En la reunión prevista para el viernes del Comité Ejecutivo de la UEFA se puede plantear la exclusión de los clubes disidentes de la Liga de Campeones en curso, que son tres de los cuatro semifinalistas (Real Madrid, Chelsea y Manchester City), con la excepción del París SG.
Pero el todopoderoso presidente del Real Madrid y primer presidente del organismo que gestiona la Superliga europea, Florentino Pérez, aseguró que esta posibilidad no se dará: «No va a pasar, es imposible», sentenció en el programa español de televisión El Chiringuito.
«No es deporte»
Sea cual sea el desenlace, numerosas figuras del fútbol mostraron este martes su oposición a un proyecto que dinamita el edificio piramidal del balón y la redistribución de los ingresos.
Uno de los más virulentos fue Pep Guardiola, pese a que el club que entrena, Manchester City, es uno de los 12 promotores del proyecto: «No es deporte cuando no existe la relación entre esfuerzo y recompensa».
«No es deporte si el éxito está garantizado o si perder no tiene ninguna importancia», insistió el técnico catalán.
En cambio, el entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, se mostró más comedido y evitó opinar: «Eso es una cuestión de una sola persona, del presidente».
Estas declaraciones resumen la profunda fractura que han creado los 12 clubes rebeldes con su proyecto de liga privada, casi cerrada, comparable a los campeonatos profesionales de básquetbol (NBA) o de fútbol americano (NFL), con una veintena de participantes, de los que 15 tendrían su plaza asegurada independientemente de los resultados deportivos.
Esta nueva competición, según sus promotores, tiene por objetivo «generar ingresos adicionales para toda la pirámide del fútbol».
Los 15 clubes fundadores recibirán «un pago en una vez de unos 3.500 millones de euros», una cantidad muy superior a los 3.200 millones que generaron las competiciones de clubes en 2018-2019, la última temporada antes de la pandemia y que se repartieron entre los 80 clubes que participaron en la Liga de Campeones y la Europa League.