La carrera de Manuel Guillén es formidable. Ha grabado más de 300 canciones, ha producido más de 20 videos musicales -disponibles en YouTube- y, además, ha desarrollado varias giras por Centroamérica, Estados Unidos, Canadá y Europa. En marzo de 2020, promocionó el CD «Antología 26 años de historia vol. 2», con títulos como «Soy guanaco».
Dirige la Orquesta Sangre Morena, un proyecto familiar que nació en los años noventa y que sigue más vivo que nunca.
Los espectáculos de la orquesta para quienes asisten resultan inolvidables, ya que el talento de los artistas es acompañado de audio totalmente aéreo, un avanzado sistema de iluminación, efectos led, pantallas gigantes y más, ya que, para Guillén, el público merece lo mejor.
¿Cómo llega la música a su vida?
Yo ya tengo 40 años en la música, porque durante 12 años fui DJ. En la década de los ochenta, durante toda la guerra fui DJ. Para ser más exactos, en 1980 yo era todavía adolescente, y quería ser DJ, entonces como no había espacio, antes en las radios era casi imposible participar, entonces, yo era amigo de un señor que tenía un equipo de sonido, don Remberto Zelaya, y él tenía un equipo de sonido que se llamaba Sonido Chévere.
Entonces, yo me acerqué a él y le dije que me enseñara todo lo que fuera de sonido y a cambio le iba a enseñar sobre luces, porque con un amigo teníamos un sistema de luces un poco artesanal y ahí teníamos el sistema de luces pequeñito, pero bonito. En esa época, tener algo así era suntuoso y caro, entonces con mi amigo, que era estudiante de electrónica, creamos el nuestro de manera artesanal. Para llegar a ser DJ comencé desde lo más básico, así jalando bocinas.
Mis ganas de aprender eran tantas que en tres meses había aprendido todo y empecé a amenizar fiestas. Exactamente al año, unos amigos, tenían un tío que quería poner una disco móvil y ahí es donde nace Disco Music Show, una disco móvil muy famosa en los años ochenta. Ahí es donde durante 12 años hice la carrera de DJ, hasta 1992.
Foto: Diario El Salvador
¿Cómo da ese salto de ser DJ a ser cantante?
En 1992, me salgo de ser DJ para meterme a ser cantante de una banda de rock en español. El grupo pareciera que fuera «amateur», pero la mayoría de sus integrantes eran profesionales y habían tocado con un cantante muy famoso de la época, Jaime Turish.
Jaime Turish tenía su banda, era solista, famoso y el bajista, el baterista y otros. A mí quienes me habían escuchado cantar fueron unos amigos y dijeron «este es bueno para cantar». Ahí estuve dos años ya cantando. Esa fue mi escuela, cantar con el grupo Los Halcones.
¿Cómo nace Sangre Morena?
A los dos años, unos sobrinos me invitaron a una cena de Navidad y ahí fue donde me dijeron que tenían la idea de hacer una orquesta. Ellos tenían definido ya el concepto, el nombre, el eslogan: «Porque Somos Así». En esa época todas las agrupaciones tenían una viñeta.
¿Cuándo comenzaron a grabar los primeros temas como Sangre Morena?
Fue rápido, en enero de 1994 nos metimos al estudio y grabamos «Tropi éxitos # 1» en donde estaban temas como «Brisas del valle», «Pagarás» y «Besito de coco». Esa fue mi primera experiencia en un estudio de grabación. Es un mix de tres canciones. Una anécdota bien curiosa es que yo nunca había grabado profesionalmente, pero sí ya había cantado profesionalmente con estos amigos.
El ingeniero de grabación fue el famoso Claudio Morazán. Claro, previamente habíamos ensayado. Cuando grabé, él me preguntó si antes había grabado y le dije que no. Él se sorprendió porque lo grabé en una toma y fue así, natural. Posteriormente, uno con el tiempo, yo casi siempre grabo en una toma, pero también uno se vuelve un tanto perfeccionista y ya uno repite algo.
Yo nunca he usado el afinador electrónico «autotune». Y lo aclaro porque hay quienes sí lo ocupan. Claro, mi voz indudablemente con el tiempo ha cambiado, antes era un poco más delgada, más finita. Ahora como que ya es más grave, se le oye más presencia.

¿Cuál fue ese tema que los posicionó en el gusto musical de los salvadoreños?
El 1.° de abril lanzamos «Trampa» [tema original de Eduardo Franco, de Los Iracundos], y era la cara B porque lo que nosotros sacamos fue un disco de 45 revoluciones, en acetato, y que en las cabinas de las radios ya había aparatos reproductores de CD, pero todavía habían de acetato. Cuando vino «Trampa», grabamos otro disco de 45 revoluciones; y, curiosamente, el tema promocional era el «Tropi Éxitos # 2». Estaba también «Pasito tun tun».
El lado B en esa época siempre era el relleno y curiosamente ahí estaba «Trampa». Hasta un día llegamos a una radio y el director la escuchó y dijo «¡nombre, pongamos esta porque tiene algo!» y así fue, sonaba y pegaba.
Quien la llevó al estrellato fue Radio Fiesta, ellos la sonaron mañana, tarde y noche. En una semana, se volvió popular y en 15 días ya ni se diga.
Y ¿cómo fue que decidieron grabar «Trampa»?
Cuando yo trabajaba en Disco Music Show la empresa también producía eventos y fiestas bailables con artistas internacionales en plena guerra. La Sonora Dinamita, la primera vez que vino, nosotros la trajimos. Vinieron Los Flamers originales, entonces, casualmente la segunda vez que íbamos a traer a la Sonora Dinamita no estaba disponible, pero el mánager nos ofreció a Los Iracundos. Entonces, ellos a mí me regalaron un casete y ahí venía «Trampa».
Esto fue allá por 1983-1984. Fue hasta 1994 cuando decidí que le hiciéramos un arreglo, lo sonamos y lo grabamos. Para sorpresa de muchos, la canción fue y sigue siendo un éxito, ya que nuevas generaciones la siguen conociendo. En agosto de ese año, en la Feria Internacional, debutó la orquesta, un sábado 20, en un evento en el que estuvieron Los Hermanos Flores, Marito Rivera, La Raza Band, René Alonso, Algodón y nosotros.

¿Cómo vive Sangre Morena pasando de generación en generación?
Nosotros somos de la vieja escuela y hay que renovarse. De todos, actualmente, soy la persona con más edad. La orquesta ha experimentado cambios en cinco generaciones durante 27 años. Actualmente, la delantera está conformada por Miguel Pérez, vocalista; Armando Recinos, vocalista; Érick Cortez, Elvis Rivas y yo. La mayoría en la orquesta son jóvenes, y yo soy algo así como el papá de todos, pero siempre he creído que hay que darle el espacio al joven.
En mis planes está lo de las nuevas generaciones. Tengo un hijo de 33 años que fue vocalista de la orquesta y canta muy bien, y tengo otro hijo que tiene 12 y va siguiendo los mismos pasos solo de escuchar los ensayos. Ellos ya tienen el talento, a ellos ya no hay que enseñarles a cantar.
¿Cuántas giras han hecho como orquesta?
En 2019 hicimos dos, pero a Canadá hemos ido cinco veces. La primera gira de Sangre Morena en Estados Unidos fue en 2007. También hemos ido a Europa. En 2018, visitamos España con motivo de las celebraciones de la independencia de El Salvador. El tema de las giras no es algo tan fácil, sobre todo para que un artista salvadoreño pueda viajar y más si son orquestas, por las visas.
¿Cómo describiría actualmente la propuesta musical de Sangre Morena?
Siempre he creído que hay un momento para todo y este es el momento de los jóvenes. Creo que nosotros vamos a llegar a eso, pero por ahora estamos con los adultos y los adultos mayores. No somos una orquesta de jovencitos. Por ejemplo, nosotros tenemos un show muy bonito de coreografías.
Nuestra música es 100 % bailable y eso es como una tarea a cumplir siempre. A pesar de que tocamos boleros, merengue, salsa no tocamos todavía para jóvenes, no hemos llegado ahí. Hay quienes nos han dicho «es que esta es una orquesta para viejos», pero curiosamente nos llaman mucho para fiestas de jóvenes, como fiestas rosas, y les gusta.
Yo soy de la idea de que en algún momento en sangre morena vamos a seguir siendo cumbiamberos tropicales, y vamos a pegar el salto de hacer cumbia renovada.

¿Cuál es el legado que como director y uno de sus fundadores quiere dejar en la orquesta?
Creo que vamos a ir despacio. Mi idea es ver a Sangre Morena como una orquesta que sea para gente adulta, pero que también sea para jóvenes. Como soy fanático de la música en inglés, entonces yo veo en algún momento determinado que Sangre Morena también toque en inglés tanto vieja como nueva. Pero es un proceso, porque no creo que en estos momentos lo podamos hacer. Hay que preparar el terreno para que lleguemos a eso.
¿Cuáles son los proyectos que están desarrollando?
Fíjese que quiero hacer un tema en los próximos dos, tres meses, producir una canción. Sangre Morena ya ha grabado canciones originales, pero acá todavía no se le ha enseñado a nuestra gente a valorar las producciones originales.
Nunca ha existido esa cultura de apoyar las producciones nacionales. Pretendo producir una canción con un buen «videoclip» y ya más adaptado a lo que se está haciendo ahorita. De hecho, aquí hay muy buenos productores de video, como Xavi Amaya, de Sonata.
He visto el material que han hecho y es de muy buena calidad. Yo ya estoy en esa plática de producir primero el audio y después el video y encauzar a la orquesta en ese caminito.

¿Cuál considera que es el rol que debe tener un músico?
Yo siempre he creído que un músico o un cantante es un artista y debe comportarse como tal, y en el escenario debe tener esa actitud. La gente llega ya sea a una fiesta o a un show y lo ve allá arriba y ve a un artista. A muchos de nuestros músicos les hace falta eso.
Tenemos gente muy talentosa, pero hay gente que no tiene claro eso, que cuando están en el escenario son artistas, que están dando un espectáculo. Creo que eso es lo más importante, que el artista, cantante, músico, entienda que la gente ha llegado a verlo y a escucharlo, y por tanto tiene que verse bien, hablar bien, conectar con el público. Claro, cada artista tiene su sello.
¿Cuáles son las nuevas adaptaciones que han tenido que afrontar a raíz de la pandemia?
Reconozco que el apoyo del Gobierno en El Salvador por primera vez ha sido importante. Y nunca nadie lo había hecho, apoyar al artista. En lo personal agradezco que nos hayan dado la mano y esperamos que nos sigan apoyando porque las condiciones de la pandemia han cambiado.
Por ejemplo, hoy con las restricciones de los últimos tres meses se nos cayeron muchos eventos, que eran más masivos, y uno está luchando contra eso. El día a día es explicarle a la gente cuáles son las restricciones, que puede hacer su fiesta bajo ciertas condiciones, ya muy propias de la pandemia. Estas condiciones, por una parte, nos han limitado; pero, por otra, nos han hecho crecer porque hemos tenido que reinventarnos. El apoyo al arte y la cultura es un caminar bien difícil.
¿Cuántos instrumentos musicales puede tocar?
Ninguno, y no me da pena decirlo, como yo siempre he dirigido la orquesta. Una vez un músico me dijo «¿y usted qué va a saber si ni músico es?». Entonces, yo recuerdo que en una sesión de grabación de hace años le hice una pregunta así a Zonaí Alvarado, al dueño de Sonora Maya, de hecho, somos compadres, yo me acuerdo que en una sesión de grabación, en Audio Z, él estaba grabando las trompetas para Sangre Morena y yo lo estaba dirigiendo. Él es un gran maestro, arreglista y músico, director, pero en esa ocasión yo estaba al otro lado del vidrio.
En un receso escuchamos lo que había hecho y, entonces, yo le hice esa pregunta y él me dijo «¿sabías que Ludwig van Beethoven era sordo? Vos no sos músico, pero tenés un oído musical y un sentido musical como si lo fueras». Yo lo que sí he hecho siempre es que he preguntado; a los músicos y a los lectores siempre les he preguntado. Se puede decir que soy autodidacta, pero nunca he tocado un instrumento. «Los mejores directores son los que saben combinar el talento de varias personas, y eso es lo que vos hacés, porque unís el talento de 14 personas. Imagínate lo que eso significa que todos caminen por donde vos les decís desde trompetas, cantantes, saxofones, percusiones y armonías», me dijo Zonaí.

Aun así lo reconocen como músico, ¿y adónde más lo ha llevado esta fama?
Recuerdo que una vez me llamaron para ser jurado de un concurso de bandas y me sentaron al lado de grandes maestros, me sentía como que era pollo comprado. Sin embargo, al momento de evaluar, yo ocupé los parámetros de un músico: afinación, métrica, coordinación y armonía. Al final coincidía con lo que ellos habían hecho. Yo, cuando la orquesta está tocando, no sé cuál de los dos saxofones está desafinado, pero me vuelvo a ver con el director y se trabaja en afinarlo. Sé cuándo una producción está bien hecha. Cuando escucho algo, yo sé cuándo los coros están desafinados; los metales, examino la música de esa forma y de manera autodidacta para aprender. Tengo el oído muy agudo en ese sentido.