Disciplina, esfuerzo y trabajo en equipo. Así define el éxito del proceso de vacunación en el megacentro de vacunación el doctor Adán Molina Duque, coordinador de dicho centro médico. El epidemiólogo ha estado involucrado en la estrategia de vacunación desde 2020, por medio de la planificación y organización de la colocación del fármaco.
De acuerdo con Molina, cuando llegó la vacuna al país, hace un año, fue un momento «esperanzador», ya que el biológico representaba la oportunidad real de darle otro rumbo a la pandemia, porque permitiría disminuir las muertes por COVID-19. «Que El Salvador nos permitiera tener una cantidad de biológicos para poder aplicar a la población vulnerable, incluso nuestros compañeros, era algo muy emocionante. En mi caso, yo participé en el recibimiento del biológico en la Unidad de Salud de San Miguelito. Fue emocionante, mucha población no creía cuando vieron que llegaban las vacunas», recordó el doctor.
Luego de llegar las vacunas, el médico inició su trabajo en la aplicación y masificación de vacuna desde el megacentro. Uno de los aspectos que buscaron implementar desde el inicio fue brindar un servicio ágil, eficiente, y de calidad. Tuvieron hasta 27,000 salvadoreños en un solo día sin complicar el funcionamiento del sistema. Una de las estrategias que han desarrollado para mejorar el servicio es hacer un flujo eficiente. «Recuerdo que en la noche nos quedábamos esperando para ver los datos, y nos sorprendía la capacidad de vacunación que habíamos alcanzado. Demostramos que, desde el punto de vista técnico, El Salvador tiene la capacidad de recibir un biológico y administrarlo», indicó.
Esta amplia planificación ha permitido que, hasta la fecha, en el megacentro se han colocado un poco más de 1.7 millones de dosis. Si bien el centro médico está abierto desde las 7:00 am, los equipos se encontraban en el lugar desde las 4:30 am realizando los procesos de organización.
Una de las anécdotas que más memorables para el médico fue cuando una adulta mayor recibió la vacuna luego de perder a familiares por la COVID-19. «Recuerdo que, después de aplicarse la vacuna, casi llorando, yo le pregunté si se sentía mal, y me dijo que a mediados del año pasado había fallecido su esposo, sus hijos, ella era la única sobreviviente de esa familia y que estaba emocionada porque recibía la protección», concluyó el especialista.