Nacido para ganar en la Fórmula 1, el holandés Max Verstappen puede cumplir su misión a los 24 años, convirtiéndose por primera vez en campeón del mundo de la Fórmula 1 este domingo, un destino que comenzaron a forjar sus padres, ambos pilotos.
«Toda la familia vivía para la carrera, por lo que yo pienso que la persona que es Max y lo que logra en este momento es algo natural», señaló su mánager Raymond Vermeulen a la AFP, que sabe de lo que habla.
Ya estuvo asociado con su padre, el holandés Jos Verstappen, 107 carreras entre 1994 y 2003, con dos podios el primer año.
Su madre, Sophie Kumpen, fue compañera de otro campeón mundial de Fórmula 1, Jenson Button, en karting. La belga era «una piloto fantástica, muy rápida», recordó el británico en el podcast de la F1.
Nada sorprendente porque Max -siempre por delante de su edad, según su mánager- se convirtió en el piloto más joven en tomar la salida de un gran premio, en 2015 a los 17 años, 5 meses y 15 días, con los colores de Toro Rosso.
Luego fue el vencedor más joven, en el Gran Premio de España en 2016, con 18 años, 7 meses y 15 días, en su primera temporada con Red Bull.
Los récords de precocidad quedaron atrás. En caso de coronarse el domingo, el holandés, nacido en Bélgica el 30 de septiembre de 1997 y residente desde hace mucho tiempo en Mónaco, se convertirá únicamente en el cuarto campeón más joven, a sus 24 años, 2 meses y 12 días, por detrás de Sebastien Vettel, Lewis Hamilton y Fernando Alonso.
Domar su temperamento
Tampoco se puede decir que ha perdido el tiempo. Esta temporada ha sido la primera en la que su escudería le ha proporcionado un monoplaza capaz de rivalizar con el Mercedes del siete veces campeón del mundo Hamilton.
Insolente en sus inicios, el impetuoso Max ha aprendido a domar su temperamento en la pista, mostrando desde el año pasado mayor capacidad de reflexión y simpatía.
Lejos de aquella versión que chocaba inútilmente con Esteban Ocon en el Gran Premio de Brasil 2018, antes de empujar al francés delante de las cámaras, o amenazar a los medios cuando le preguntaban por sus errores en Canadá ese mismo año.
Sigue siendo un piloto que no se deja nada, como se pudo ver en sus batallas con Hamilton este año; en Gran Bretaña, Italia o Brasil.
Hay que decir que el holandés tuvo un buen maestro: Su padre Jos nunca fue el hombre más agradable del ‘paddock’.
‘Madurez’
Pero ahora ‘Mad Max’ es el indiscutible líder de una escudería ambiciosa como Red Bull.
«Simplemente ha ganado en madurez. Tiene más experiencia en la Fórmula 1 y en la vida, se encuentra muy cómodo, está bien en el equipo, con confianza y eso se siente», señaló el año pasado su jefe Christian Horner.
Una madurez traducida en resultados, con dos terceras plazas en el Mundial, en 2019 y 2020, el mejor resultado posible detrás de los intocables Mercedes.
Fiel a alguna de sus costumbres, Verstappen no daba muchos detalles el año pasado sobre su cambio.
«Creo que se crece todos los años, progresas pero también aprendes a conocer mejor a tu equipo. Puede parecer que soy serio o algo así, pero soy divertido, espero», señaló a la AFP.
Lo que no abandona es la provocación. Por ejemplo, cuando le preguntaron cuál era su mejor compra, respondió: «Mi novia», refiriéndose a Kelly Piquet (hija del triple campeón del mundo de F1 Nelson Piquet), con la que se muestra habitualmente en las redes sociales.