Mercedes Elizabeth Bonilla de Guerrero tiene 28 años de trabajar en diferentes casas de la cultura en La Paz.
Ha pasado por las sedes de Santiago Nonualco, San Pedro Nonualco y actualmente en San Juan Nonualco, el municipio de la loza y la «Danza del tigre y el venado», donde se desempeña como directora desde hace 23 años, y ha encontrado grandes satisfacciones, según sus palabras.
Mercy, como es conocida, es profesora en Educación Media con Especialidad en Ciencias Sociales.
Nunca ejerció oficialmente, pero dice que ha enseñado y sigue haciéndolo.
Recuerda que inicialmente las casas de la cultura surgieron como bibliotecas donde se atendía a niños y jóvenes a los que había que orientar.
Cuando terminó sus estudios decidió que no estaría en aulas, que quería quedarse «con la cultura».
Confiesa que a sus 55 años está satisfecha de la opción que tomó y de su contribución a la comunidad.
«Decidí quedarme porque la cultura es algo bonito, inexplicable, no me motivó ir a un aula, me quedé porque la cultura es algo que me apasiona. Conocer cada pueblo», manifiesta la nonualca.
Reitera que encontró lo que le gusta. «Mi pasión en este municipio [San Juan Nonualco] es que tiene muchas tradiciones, su cultura es extensa. Me encanta mi carrera, mi trabajo, aquí estoy apoyando a los niños, jóvenes, adultos, a las personas con discapacidad, a todos los que quieran ser parte de su casa de la cultura. Ahorita tenemos diferentes talleres», expresa Mercy.
«Tenemos un grupo de danza infantil. Tratamos de que los niños se apropien de su identidad», agrega.
Considera que el apoyo y respaldo de la comunidad es el reflejo del trabajo en este espacio, así como de la alcaldía y del Ministerio de Cultura.
La comunidad, los niños y los jóvenes que quieren aprender y ser parte de la casa de la cultura han crecido, por esto dice que uno de sus sueños es tener un espacio más amplio, al menos la construcción de una segunda planta.
«A veces en los talleres no cabemos, algunos jóvenes los tengo en la acera», apuntó. Vive en Santiago Nonualco, pero dice que pasa más tiempo en San Juan, donde se dedica a la cultura.
«Uno se emociona y se mete de lleno en las actividades, uno no ve horas porque lo que quiere es que todo salga bien», añade.