Metapán es tierra bendecida por el acervo cultural que en ella habita. Desde el Lago de Güija, los petrograbados y la producción de cal, en todos y en cada uno de sus rincones hay historia, tradición y conocimiento.
La visita al lago e identificar sus secretos milenarios, hacer el tour por las calderas de cal o simplemente apreciar las aguas de Güija desde la terraza del restaurante La Perla de Azacualpa se me volvieron una ruta necesaria en Metapán y un deleite increíble que todo salvadoreño y extranjero debería vivir al llegar al municipio santaneco.
Cada kilómetro, de los 118 que recorrí, saliendo de San Salvador hasta el lago de Güija, valió en el momento en el que me subí a la lancha saliendo de la playa a la que accede la Perla de Azacualpa, para recorrerlo y llegar hasta el cerro de Las Figuras o Igualtepeque.
O, por otro lado, lo impresionante que es el proceso de la producción de cal en la caldera San Andrés. Cada minuto del viaje fue un éxtasis de aprendizaje sobre El Salvador, los tesoros prehispánicos que posee, la sabiduría de una industria ancestral y, desde luego, su gastronomía.
Un paseo en la joya del Güija
La Perla ofrece tres tours para recorrer el Lago de Güija. Aquí el espectáculo es diferente según la época del año. Por ejemplo, durante mi visita, la época lluviosa ha estado en todo su apogeo y ha hecho que el lago crezca hasta 20 metros, cubriendo playas, árboles de jocote (de una especie particular que sobrevive a meses de inmersión), y sí, también a los cientos de piedras con petrograbados que desde hace miles de años acordonan a Igualtepeque.
Mauricio Cruz, gerente de La Perla, describe que en la época seca (de enero a mayo, aproximadamente) es posible ver las varias piedras con sus grabados con figuras de animales y seres prehispánicos, también es posible detenerse a las orillas del cerro, bajarse de la lancha y recorrerlo a pie. Algo imposible en época lluviosa, como ahora y más con lo copioso que ha sido el invierno. El recorrido hacia el cerro es de $33, para una lancha con un máximo de 12 personas y dura cerca de 45 minutos.
Pero hay dos recorridos más para quienes así lo deseen: el tour fronterizo hacia la torre limítrofe con Guatemala, en San Juan de La Isla, justo en el otro extremo del lago. Este tiene un valor de $60 para un máximo de 12 personas y una duración de tres horas. Y el tercero, es el de pesca artesanal, en el que se puede pescar con caña propia o alquilada, este tiene un valor de $33, para un máximo de 12 personas.
Hotel y Restaurante La Perla de Azacualpa
Sobre la calle principal de Texistepeque que conduce hacia Azacualpa, en el desvío a la izquierda, antes de la Iglesia Católica San Diego, está la entrada para llegar a La Perla de Azacualpa, el único hotel y restaurante del lugar y que da hacia el Lago de Güija desde este lado. La Perla tiene 15 años de existir, en los que ha compartido no solo una rica gastronomía con mariscos y carnes, sino que también ha compartido y difundido el conocimiento de los petrograbados con sus viajes en lancha hacia Igualtepeque.
El lugar tiene una capacidad de más de 250 personas, en las dos plantas del restaurante, el área de piscina con juegos para niños incluidos, un amplio espacio de playa con mesas y parrilla para concinas que se disfrutan en el verano, porque en el invierno sube el nivel del lago. En el menú se puede escoger por camarones a la plancha, al ajillo, platos mixtos con carne y mariscos, pollo, así como tilapia frita, a la parrilla o rellena con salsa de camarones.
El hotel cuenta con 8 habitaciones para dos, cuatro y seis personas. También cuentan con la opción de pago extra por una persona más en la habitación. Los precios van desde $57 por las 24 horas que empiezan a contar desde el ingreso al hotel. Para reservaciones o más información se puede escribir al 7539-7284.
Tour de la Cal
En el caserío San Andrés, cantón el Panal, aguarda la Cantera San Andrés con el Tour de la Cal, dirigido por la cooperativa Acoopcalmet. Por la legendaria tradición de producir cal, los metapanecos reciben el nombre de caleros o patas blancas.
Rodeados de piedra caliza, los caleros descubrieron, desde tiempos antiguos, sus propiedades para convertirla en cal, un polvo que puede compactar y construir paredes y pintarlas, entre otros usos para diferentes industrias, incluso, es muy utilizada en la cocina, por ejemplo, para cocer el maíz. La cal hidrata o hidróxido de calcio se produce en la Cantera San Andrés mediante procesos ancestrales. Para lograr el producto final, los caleros encuentran la piedra caliza, la pican, la transportan hacia los hornos sobre los que elevan una torre de piedras, este se enciende y llega a altas temperaturas. Allí pasan entre 120 a 140 horas de cocción y calor.
Después se dejan enfriar, un paso que puede demorar hasta tres días para liberar todo el calor. El último paso es el proceso químico llamado fundición. Este se da al hidratar las piedras, es decir, mojarlas, la piedra sube de temperatura como reacción al agua y mientras eso sucede empieza a convertirse en polvo, dando vida a la cal. Este tour solo puede hacerse de 8 de la mañana a las 12 del mediodía, de lunes a sábado, con un valor de $5 por persona.