Con la llegada de dos especialistas argentinas, el Ministerio de Cultura arranca esta semana una nueva fase de investigaciones en la Gruta del Espíritu Santo, Corinto, departamento de Morazán, considerado hasta este día el sitio arqueológico de arte rupestre por excelencia en el país.
El sitio comprende un abrigo rocoso en el cual se pueden observar pictografías de hace aproximadamente siete mil años y aunque la ocupación del lugar aún no se ha determinado, se cree que pudo haber tenido diferentes ocupaciones desde el Paleoindio ―ocho mil años atrás―, cuando los habitantes de estas tierras aún eran nómadas.
Así lo indica el jefe de la Unidad de Evaluación e Investigaciones Arqueológicas de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, Julio Alvarado, quien lideró las más recientes excavaciones en el lugar.
El experto detalla que lo que se encuentra en Corinto son dos grutas, la del Espíritu Santo y la Cueva del Toro; ambas forman parte del mismo abrigo rocoso y comprenden pictografías con pigmentos vegetales y minerales, así como un petrograbado hecho mediante incisiones, que dejan apreciar representaciones antropomorfas sencillas como manos, figuras de hombres con lo que podrían ser penachos, aves y círculos concéntricos o geométricos pintados en varios colores, entre los que destacan el rojo, amarillo y verde.
Los primeros registros del lugar se ubican en 1889, gracias al historiador Santiago Barberena, quien lo visitó y describió las representaciones rupestres, pero fue hasta 1972, que el Dr. Wolfgang Haberland excavó en los alrededores del abrigo rocoso y «fue el primero que dio pistas sobre la antigüedad de la ocupación del sitio», indica Alvarado, el cual sigue siendo una incógnita.
«No sabemos si al momento en que estaba ocupado el sitio realizaban las pinturas o si fueron hechas antes o después de las ocupaciones principales del sitio», amplió el arqueólogo.
Las intervenciones continuaron en 1996, con la arqueóloga Elisenda Coladán, quien calcó y fotografió las manifestaciones gráficas; luego, entre 2010 y 2011, se realizó el proyecto Investigación, Mapeo y Conservación del Sitio de Arte Rupestre de la Cueva del Espíritu Santo, financiado con el Fondo del Embajador de los Estados Unidos, y al año siguiente se le otorgó el Escudo Azul, que es el emblema fijado por La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado.
La investigación más reciente se llevó a cabo entre diciembre de 2021 y enero de 2022, con fondos y recursos del Ministerio de Cultura, la cual es hoy por hoy la más amplia hecha en el sitio, con once sondeos que constituyen la excavación arqueológica más importante efectuada en el lugar y que ha arrojado interesantes indicios.
«La cerámica en Mesoamérica aparece más o menos en el 2500 a. C., o sea hace unos 4500 años, y tenemos capas con solo materiales de piedra, ¿qué significa esto?, que estamos confirmando que el sitio arqueológico rupestre Gruta del Espíritu Santo tiene una ocupación como mínimo de hace unos 4500 a 5000 años antes del presente», indica el especialista.
De igual manera, Alvarado explica que han encontrado carbón, lo que permitirá pruebas de carbono-14 que también ayudarán a confirmar la antigüedad del sitio.
Al trabajo de estas recientes excavaciones se suma ahora el apoyo del Gobierno de Argentina mediante una visita técnica de dos expertas en arte rupestre, como parte de un proyecto impulsado por el Ministerio de Cultura para que la gruta se convierta en el primer parque arqueológico del oriente del país.
La asistencia técnica se concreta gracias a la colaboración de la Embajada de la República Argentina en El Salvador y a través del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), y de su Programa de Documentación y Preservación de Arte Rupestre Argentino (DOPRARA).
Se trata de María Magdalena Vázquez y María Pía Falchi, investigadoras argentinas con experiencia en ciencias antropológicas, específicamente en arte prehistórico, educación patrimonial, registro y catalogación de bienes culturales.
«Argentina es un país que cuenta con gran cantidad de sitios arqueológicos rupestres, tanto de grabados como de pinturas, y ellas pondrán su experiencia para intentar trabajar en la conservación de las pinturas rupestres», adelantó Alvarado y añadió que ellas colaborarán en la puesta en valor de la gruta y en determinar la adecuación del nuevo parque arqueológico.
Este esfuerzo ocurre en el marco del 50.° aniversario de la declaratoria como Monumento Nacional de la Gruta del Espíritu Santo (otorgada por medio del Decreto Legislativo n.° 25, del 29 de junio de 1972) y forma parte del esfuerzo institucional por tomar las riendas de un sitio que, pese a estar en propiedad del Estado, ha sido prácticamente olvidado y constituye uno de los puntos importantes de investigación histórica en el oriente del país, el cual aún puede arrojar muchos datos sobre nuestros antepasados.
«El sitio arqueológico Gruta del Espíritu Santo tiene todavía mucha información que brindarnos, tanto relacionada a la pintura rupestre, su simbolismo, su significado, métodos de conservación, como a las ocupaciones humanas que también se han identificado frente al abrigo rocoso y que probablemente, hago énfasis en eso, nos pueda brindar las fechas más antiguas de ocupación humana en todo el actual territorio salvadoreño», concluyó el arqueólogo Alvarado.