«Moonage Daydream», documental sobre la estrella del rock David Bowie, presentado en el Festival de Cannes, es una creación del director Brett Morgen, un producto que vuelve a romper las barreras del género.

Basado en archivos inéditos, sin orden cronológico sino temático, el documental es una especie de ensayo musical, sin otra voz que la del propio Bowie, el genial Ziggy Stardust que venía del espacio y que alteró el panorama del rock en los años 1970.
Hay imágenes de síntesis, creadas especialmente para abrir y cerrar capítulos, que juegan en torno al espacio y las estrellas.

Y 48 canciones especialmente remasterizadas, que le ofrecen al espectador una «experiencia inmersiva, como en un planetario», explicó Brett Morgen en entrevista con la AFP.
Presentado fuera de competición, este documental tiene un tono mucho más exaltado que el anterior de Morgen, sobre el cantante de Nirvana, Kurt Cobain.
El cineasta necesitó cinco años para este trabajo, el primero que autorizaron los herederos legales de Bowie desde la muerte del artista en 2016.

Archivos preservados
Ziggy Stardust, o Halloween Jack, otra de las identidades que se inventó David Bowie al inicio de su carrera, fue un artista que «contó enormemente en varios periodos de mi vida», explica Morgen.
«Primero a los 11-12 años, en la pubertad, cuando lo descubrí. Era algo poderoso, en un momento en el que me buscaba a mí mismo», explica.
Morgen conoció finalmente a su ídolo en los años 2000 durante la elaboración de otro proyecto. «No era aún el momento adecuado, gracias a Dios, porque yo aún no estaba donde tenía que estar para una película sobre Bowie», dice entre risas.

Tras el fallecimiento de Bowie, uno de los responsables de su herencia le confió a Morgen que el artista había preservado un vasto archivo. «No para un trabajo tradicional, sino más bien para algo inmersivo, como lo que yo planeaba».
Morgen sufrió sin embargo un ataque cardíaco y estuvo en coma. Una vez restablecido, comprendió que «la filosofía, las palabras, el arte de Bowie» tenían más significado que nunca para él.
«La muerte, la reencarnación, eran temas de los que Bowie hablaba desde el principio, como en su canción ‘Silly Boy Blue’», insiste este documentalista estadounidense de 53 años.
Y para probarlo, saca su teléfono móvil y pone «Silly Boy Blue», que compara con «Blackstar», el último éxito de Bowie, sacado del álbum que grabó a las puertas de la muerte.