El obispo de Matagalpa, en Nicaragua, Rolando José Álvarez Lagos, cumple su quinto día bajo arresto domiciliario en la curia ubicada en el norte del país por órdenes de la policía. El religioso es investigado por supuestamente intentar «organizar grupos violentos… alterando la paz y armonía en la comunidad, con el propósito de desestabilizar el estado de Nicaragua y atacar a las autoridades», según un comunicado difundido por la Policía.
El obispo se encuentra retenido junto a otros seis sacerdotes y seis religiosos, entre laicos y seminaristas.
Tras las acusaciones, la policía del régimen de Daniel Ortega anunció que ya «inició un proceso de investigación, con la finalidad de determinar la responsabilidad penal de las personas involucradas, de los que se ha informado al Ministerio Público y al poder judicial. Las personas investigadas se mantendrán en sus casas», se detalla en el texto publicado el 5 de agosto.
Exiliados nicaragüenses en Miami, Estados Unidos y San José, Costa Rica, mostraron su respaldo al obispo a través de manifestaciones desde el exterior.
«Somos una iglesia que está sufriendo y estamos en comunión con él. Al papa Francisco le queremos decir que por favor ponga su mirada sobre Nicaragua», llamó el nicaragüense Gabriel Putoy.
Obispos de la Iglesia católica de América Latina reaccionaron al asedio de las autoridades sobre su par de la diócesis de Matagalpa en Nicaragua, mientras que el papa Francisco se abstuvo de mencionar el tema en su homilía del domingo.
«Los últimos acontecimientos, como el asedio a sacerdotes y obispos, la expulsión de miembros de comunidades religiosas, la profanación de templos y el cierre de radios, nos duelen profundamente», deploró el obispo peruano Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM).
Los prelados de CELAM invitaron a los católicos de Latinoamérica a unirse en oración por la Iglesia en Nicaragua.