Cada vez son más las evidencias que revelan que exguerrilleros sí entrenaron a los pandilleros para que se instalaran en campamentos clandestinos en montañas, se movilizaran a través de ellas y hasta prepararan emboscadas para atacar a policías y soldados.
Uno de los casos más claros que muestran el nivel de adiestramiento y ataque armado de los pandilleros —al estilo de la exguerrila del FMLN— se registró el 11 de junio en una zona montañosa del caserío El Izcatal, municipio de San Isidro, departamento de Cabañas, donde una tropa de la Fuerza Armada fue emboscada por delincuentes armados.
En esa ocasión, el casco de protección le salvó la vida a un sargento del Comando de Fuerzas Especiales; el pelotón del que forma parte el militar fue sorprendido por pandilleros enmontañados que utilizaron fusiles AK-47.
El ministro de la Defensa, René Francis Merino Monroy, se refirió a la forma en la que los pandilleros han cambiado su forma de operar, pues a raíz de los operativos que efectúa la Policía junto con el Ejército han logrado poner tras las rejas, principalmente, en el régimen de excepción a más de 44,000 criminales, colaboradores y cabecillas nacionales de las maras.
Una vez las autoridades tomaron el control de las comunidades, los delincuentes tuvieron que refugiarse en las zonas rurales donde en la mayoría de los casos ocultaban armamento de grueso calibre y municiones, además de artículos para mantenerse varios días en las montañas.
«Veníamos analizando el comportamiento de las maras y las pandillas; nos dábamos cuenta de que estaban teniendo un comportamiento en el área rural similar al de la guerrilla», explicó en una entrevista de televisión el ministro de la Defensa.
Respecto al enfrentamiento en Cabañas, el funcionario aseguró que «fue exactamente como los que se tuvieron con la guerrilla». Agregó que no era un campamento cualquiera, pues en el lugar descubrieron 12 campamentos pequeños con trincheras similares a las que utilizaron los guerrilleros donde se parapetaban para disparar contra los soldados.
«Ellos [los mareros] no respondían al fuego al azar, sino que era un fuego controlado», comentó el ministro respecto al adiestramiento de los terroristas para disparar. El disparo en la cabeza del sargento de las Fuerzas Especiales lo evidenció.
PANDILLEROS QUERÍAN SER GUERRILLA COMO EL FMLN
El pasado 12 de junio, el presidente Nayib Bukele reveló los planes de los mareros y aseguró que estos grupos criminales buscaban convertirse en una guerrilla para, posteriormente, mutar a un partido político, tal como sucedió con el FMLN, cuyo primer Gobierno bajo la administración del prófugo Mauricio Funes pactó con las maras la reducción de los homicidios y beneficios para los criminales. «Las pandillas no se imaginaron que ya sabíamos que intentarían evolucionar en una guerrilla», señaló el presidente Bukele en redes sociales.
Agregó: «Documentos de inteligencia muestran todo el plan, con el fin de llevar a una segunda falsa negociación de paz y convertir a las pandillas en partido político, repartiendo el poder en tres».
El gobernante reveló que esta idea fue propuesta por el extorsionista exguerrillero Raúl Mijango al Gobierno corrupto de Funes con el aval del FMLN. Fue de esa manera que los mareros —según denunció el presidente Bukele— tuvieron acceso a polígonos de tiro de la Fuerza Armada para usar armas y entrenamiento militar.
Las autoridades actuales no descartan que pandilleros que recibieron ese tipo de adiestramiento estén involucrados en los recientes ataques armados a policías y militares. También el partido ARENA estuvo vinculado en esta trama, y de ahí que ambos partidos se opusieron a financiar el Plan Control Territorial de la actual gestión.
Una muestra de la vinculación del FMLN con las pandillas fue la captura de un cabecilla y fundador de la MS el pasado 30 de junio en el cantón Quezalapa, en Panchimalco, al sur de San Salvador. El criminal fue identificado por las autoridades como Wilfredo Preza, apodado Maníaco de Western, cuya clica asesinó a decenas de salvadoreños en los últimos 20 años.