El Plan Control Territorial (PCT) impulsado por el Gobierno del presidente Nayib Bukele desde junio de 2019 constituye una estrategia política en materia de seguridad púbica porque enfrenta y combate el poder de la criminalidad y recupera territorios que estuvieron bajo control y dominio de las pandillas, afirman profesionales de la sociología y de las ciencias políticas.
Mauricio Rodríguez y René Martínez, así como el politólogo Óscar Peñate, sostienen que la implementación del PCT tiene una meta: enfrentar a las pandillas, el crimen común y organizado en el país, convirtiéndose en una estrategia de seguridad, contrario a lo que argumenta la oposición política, que afirma que el Gobierno no cuenta con un plan.
«Es una estrategia política porque lleva un objetivo determinado que va dirigido fundamentalmente a eliminar la existencia de un problema: las pandillas y el crimen», pondera Peñate, doctor en Ciencias Políticas.
La Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil (PNC) participan en la ejecución del PCT y la implementación del régimen de excepción, dos medidas que han permitido llevar y garantizar la paz, la tranquilidad y la seguridad a todos los salvadoreños. Como parte de la estrategia de seguridad, se construyó en Tecoluca, San Vicente, el Centro de Confinamiento contra el Terrorismo (Cecot).
El proyecto de presupuesto general del Estado de 2024 asigna $866 millones a los ramos de Justicia y Seguridad Pública y de la Defensa Nacional para continuar y reforzar la estrategia de seguridad pública, combatir la delincuencia común y organizada y a las pandillas.
Pero Rodríguez, analista y sociólogo, profundiza en que el PCT no solo es una estrategia política del Gobierno Central, sino que también es una política de Estado que «está constituida para dar solución a uno de los más graves problemas que la población resentía, como es la delincuencia».
En tanto, Martínez, profesional de la sociología, asegura que dicho plan «es mucho más que una estrategia política, pues en su implementación también se puede observar una estrategia cultural, una estrategia social y una estrategia antropológica».
El presidente de la república, Nayib Bukele, anunció en septiembre pasado la fase VI del PCT, denominada Integración, enfocada en atender las necesidades de la población en dicha área, que tendrá una inversión anual de $30 millones. Para desarrollarla se creará la Dirección Nacional de Integración, que estará a cargo de Alejandro Gutman, un ciudadano argentino que dirige la organización no gubernamental Fundación Forever, la cual ha trabajado en diversas comunidades salvadoreñas bajo el enfoque de la cultura de integración.
«El plan de seguridad es una estrategia política porque también se mete con el poder, pues les hace la guerra a los grupos terroristas que controlaban alrededor del 80 % del territorio nacional y los recupera para el Estado», afirma Martínez.
Los tres especialistas sostienen que el PCT, como estrategia política, ha permitido al Estado salvadoreño retomar el control del territorio nacional, lo que en 30 años de gobiernos de ARENA y del FMLN no se logró, pues se vivía en un Estado fallido. También coinciden en que el PCT ha permitido que la población salvadoreña sea «liberada» del embate de la criminalidad, ha dinamizado la economía del país, ha relanzado el turismo nacional y ha llevado al comercio micro, pequeño y grande a dejar de pagar la extorsión.
«Esta estrategia política ha permitido a los salvadoreños liberarse de los asesinatos, las extorsiones, hay una dinamización de la economía y ha permitido al Estado recuperar el territorio que estaba en control de las pandillas», recuerda Peñate.
Para Rodríguez, el Plan Control Territorial como estrategia política «está permitiendo la recuperación del tejido social dañado por el accionar de las pandillas, pues obligaron a la migración forzada de muchas familias dentro del mismo territorio o fuera de este, especialmente hacia Estados Unidos».
De acuerdo con Martínez, dicha estrategia política en materia de seguridad pública «ha llevado a que la gente ya no esté sometida por la delincuencia, ya no haya asesinatos en la impunidad, el comercio ya no sea extorsionado, ha ido en beneficio del país y nos ha permitido descubrir un nuevo El Salvador y recuperar nuestro territorio y la esperanza». La estrategia de seguridad, agregan los analistas, también es reconocida fuera de las fronteras en diversos países.