La posibilidad de que las pandillas vuelvan a reorganizarse para delinquir se vuelve remota, pues con el encarcelamiento de más de 900 cabecillas y la desarticulación de estructuras criminales que operaban en colonias y comunidades las autoridades han logrado reducir al mínimo la operatividad de estos grupos.
En opinión del ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, es importante que las fuerzas del orden no bajen el ritmo de trabajo tanto en la ciudad como en las zonas rurales, pues gracias a los operativos han logrado encarcelar a 67,011 pandilleros y colaboradores durante el régimen de excepción, en el período del 27 de marzo 2022 al 7 de abril de 2023, según datos oficiales de la Policía Nacional Civil (PNC).
«Estamos trabajando en el área rural para llevarlos ante la justicia y evitar que puedan volver; lo veo extremadamente difícil que ellos se puedan volver a organizar si nosotros seguimos manteniendo esta presión, este trabajo. Si nos confiamos esto puede revertirse», explicó el funcionario a un medio televisivo.
Gracias a esta operatividad, policías y soldados han logrado decomisar 3,400 vehículos, 2,608 armas de fuego y 16,152 celulares que las estructuras de pandillas utilizaban para cometer todo tipo de crímenes. A esto se suma que 4,000 mareros de alta peligrosidad ya guardan prisión en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
«Estamos haciendo operaciones para ir desarticulando (las maras) y es ahí donde les hemos quitado armas (de fuego), droga y se han desarticulado campamentos», manifestó el jefe castrense.
Hasta el momento, las fuerzas del orden han logrado capturar a 10 de 15 cabecillas nacionales de la MS – conocidos también como «sillas»- que eran los encargados de ordenar asesinatos, extorsiones y otros crímenes en contra de la población. Además, han sido encarcelados varios cabecillas del barrio 18.
El arresto de miles de pandilleros coincide con la reducción histórica de todo tipo de delitos y la recuperación de colonias y comunidades, otrora catalogadas de alta peligrosidad, pero que hoy los habitantes viven un clima de seguridad como La Campanera, en Soyapango.