Como la mítica ave fénix, así ha resurgido uno de los restaurantes más emblemáticos para los salvadoreños: Pueblo Viejo.
Sus puertas se abrieron en 1993 y durante 28 años se convirtió en el punto de encuentro para compartir un buen desayuno, departir en familia, compañeros de trabajo o amigos; para celebrar los momentos especiales o para descargar estrés en su legendaria pista de baile.
Desde un punto estratégico en una esquina de un conocido centro comercial, el lugar siempre se escuchaba alegre tras aquellos balcones de madera que evocaban a los pueblos.
La noche del 9 de febrero de 2021 las llamas se llevaron físicamente al restaurante, pero sus empleados, los clientes fieles y sus fundadores no desaparecieron.
Gerardo Hirlemann, director ejecutivo del restaurante, recuerda aquel momento aciago en el que prometió a su equipo de trabajo que abrirían las puertas nuevamente. Aquellas palabras lo mantendrían en pie durante el siguiente año con siete meses, bregando para hacerlas realidad.
Y lo logró. Como el ave fénix, literalmente, Pueblo Viejo resurgió de las cenizas más fuerte, pero «con el mismo sabor, calidad y servicio al cliente» que los mantuvo en la preferencia por casi tres décadas.
Las mesas, la cocina y el recordado mural que se creó para dar la impresión de estar comiendo en las calles de un pueblo querido se volvieron a poner, pero esta vez en otra localidad.
«Lastimosamente, no llegamos a un acuerdo con Metrosur para abrir nuevamente allí y nos vimos obligados a buscar otro lugar», comenta Gerardo.
Con la determinación de que uno de los restaurantes que fundó su padre, Carlos Alfredo Hirlemann Pohl, siguiera siendo parte de la historia de los salvadoreños, encontró un espacio perfecto en Santa Tecla, específicamente en el centro comercial La Skina.
Así, el 29 de agosto de este año, Pueblo Viejo se inauguró para seguir haciendo lo que mejor hacen: ser los mejores anfitriones de sus comensales.
«Esta ha sido una bendición que nunca hubiéramos imaginado, porque ahora con esta nueva visión no quiero una mega sucursal, quiero más sucursales y en cada una de ellas mantener la esencia de Pueblo Viejo», expone.
La nueva casa tiene una capacidad para 75 personas, mantiene el desayuno bufé, uno de los festines preferidos del restaurante y de lo más recordado. El resto del menú se mantiene intacto con los platos de puyaso, churrasco, pepitos y la punta jalapeña, estos dos últimos se han vuelto de los preferidos en este regreso.
Entre sus servicios siempre tiene a disposición las reservas para cumpleaños, graduaciones, tés y babyshower.
«Lo que no tenemos acá es pista de baile, pero es porque el centro comercial no lo permite; pero eso no quiere decir que no volveremos a tenerla en otra sucursal», explica Gerardo.
Pueblo para todos
La ubicación era uno de los atractivos del antiguo local, Gerardo lo reconoce y en este nuevo episodio de la historia de Pueblo Viejo hay clientes que han celebrado que ahora esté en Santa Tecla, pero otros han quedado con la sensación de que su querido espacio se fue demasiado lejos.
«Para todos nuestros clientes el mensaje es que nos den tiempo. Eventualmente, abriremos más sucursales. Ahora nosotros los iremos a buscar con sucursales más cerca en Los Héroes, Soyapango, Apopa, Lourdes. No nos hemos olvidado de nadie. Nos movimos de Metrosur obligados, pero hemos vuelto para ir a buscarlos a ustedes, clientes», dijo.
Con esa promesa, la primera sucursal dentro de los planes de expansión será en el bulevar Los Héroes, en un espacio en el que, sin duda, sí estará la añorada pista de baile.
Información
Para conocer sobre el menú y actividades puede consultar las redes sociales buscando Restaurante Pueblo Viejo. Las reservaciones pueden hacer al 2288-4747 y al 7746-3173.