Residente comenzó a dejar huella en El Salvador desde 2005, año del lanzamiento del disco homónimo de su grupo Calle 13, con el que por toda una década giró por el mundo para sacudirlo con su estilo irreverente, pero con un muy refinado y variado trabajo musical.
Este año regresa al país en su faceta de solista con el show de su disco «Las letras ya no importan», el álbum definitivo que desnuda todo lo que ha vivido como persona y artista en los últimos años y que entregará en concierto a los salvadoreños el 23 de noviembre en el Parque de Pelota Saturnino Bengoa, en San Salvador.
Sobre lo que significa el regreso al país para su carrera y sobre sus planes y sueños después de que termine la gira, Residente habló con este periódico durante una entrevista en la que también confesó que El Salvador fue un país que quiso seleccionar él mismo para este tour y espera recorrerlo para acercarse más a los salvadoreños y para comprobar los cambios positivos que han ocurrido en el territorio nacional desde su última visita.

Estamos a pocos días de tu próximo concierto como solista en El Salvador, y siempre has tenido una relación muy cercana con el país. ¿Cómo te sientes ante este regreso?
Pues, me siento bien. Imagínate hace tiempo que no voy a El Salvador, y regresar a un país al que no voy desde hace tiempo se vuelve más que una visita para un concierto, es una reconexión con un país, con un sentimiento y con un montón de cosas y, pues, es lo que siento que voy a experimentar cuando llegué allá y por eso decidí ir a El Salvador. No estoy tocando en cualquier lugar y he querido reducir la gira porque no quiero hacer giras gigantes ni superlargas. Sí es una gira que llevo tiempo haciendo, desde septiembre, pero es más corta que las que acostumbraba a hacer al principio con Residente y las que hacía con Calle 13. Entonces la decisión de tocar en El Salvador fue mía, porque no estoy haciendo conciertos en muchos lugares. Así que estoy loco por llegar, tocar y sentir a la gente.
Recuerdo que cuando estabas con Calle 13 El Salvador estuvo entre los primeros países que visitaron en aquellos inicios. Desde entonces has conquistado a muchos fans salvadoreños y hasta hay un famoso joven artista del grafiti, conocido como TNT, que te hizo un mural que circuló en redes. ¿Piensas tomarte un tiempo para ver el mural?
Sí, sí, lo vi. Y, sí, bueno, me gustaría quedarme un día más y visitar el país, compartir con la gente, acercarme a una barra a tomar una cerveza con los que estén por ahí. Esa es la idea, reconectar con el país y ver si me salen algunas letras. No sé, porque siempre, cada situación, cada país me saca letras. Me saca nuevas ideas también.
También recordamos que le hiciste una entrevista al presidente Nayib Bukele y desde entonces has mantenido un interés en lo que pasa en el país. ¿Recuerdas algo de eso?
Pues, sí, el momento en que lo entrevisté fue a la misma vez que entrevisté a varios presidentes, durante la pandemia, en un momento de incertidumbre porque no sabíamos qué iba a pasar o para dónde íbamos. Recuerdo que hice varias, entre ellos a Pepe Mujica. Yo he tenido ese interés por El Salvador en particular, tú sabes.
También estudié con amigos salvadoreños en la Universidad que me mantenían conectado con su país. Sé que ha habido cambios en El Salvador, que no estoy ahí para ver, pero aparentan ser positivos, pero siempre ver a un país que mejore y que prospere para bien es bueno, porque en mi país no pasa eso. Mi país no ha cambiado. Tenemos 68 años de corrupción y es una pena terrible para mí, es terrible lo que pasa.
Siempre has reflejado en tus canciones lo que pasa en Latinoamérica y sabemos que tienes una buena relación con España, que en este momento sufre por miles de damnificados en Valencia por las lluvias. Algo que lamentablemente también está ocurriendo en Costa Rica, país al que El Salvador ha enviado una misión humanitaria.
Sí, claro, de hecho, mi baterista es de Valencia, lleva la bandera de Valencia en el bombo de la batería. A mí me afecta todo lo que pasa en cada lugar. A mí me afecta lo que está pasando en Gaza, tal vez no de la misma forma en la que le afecta a la gente que está allí, pero sería una mentira si te digo que no me importa, sí me afecta. Todavía me duele ver todo lo que ocurre y estoy muy conectado con amigos que viven en Palestina.

Todas esas cosas afectan a la hora de hacer cualquier tipo de trabajo artístico. Al momento de presentarte en una tarima, estás consciente de que te estás subiendo al escenario en el momento en el que están pasando todas estas cosas en el mundo. Soy bien sensible, hermano. A mí me toca todo, me toca de una manera especial. Y es bueno y malo; bueno porque te sensibilizas y puedes entender a los demás poniéndote en el lugar de ellos, pero, al mismo tiempo, te sientes aterrado de cada cosa negativa que pasa y te duele. Todo eso que pasa en el mundo te lleva a un lugar oscuro donde no quiero estar, pero es parte de mí ya.
Nos tienes acostumbrados, no solamente a letras potentes, sino también a unos arreglos musicales respaldados por una buena calidad de músicos que te acompañan. ¿Qué podemos esperar en el escenario sobre ese aspecto?
Sí, la banda es muy espectacular, es muy especial, se trata un «dream team», un equipo estrella de músicos, y es una banda que formé hace siete años. Tengo ahora a una chelista nueva que toca espectacular y un baterista que es nuevo también, siempre he tenido muy buenos bateristas. La gente sabe quien es El Estepario Siberiano, que es una figura conocida en Instagram que ahora está tocando la batería con nosotros. El nivel musical es increíble. Este show me gusta porque tiene todas estas letras con toda esta música y la puesta en escena es bien simple, pero teatral y es todo en vivo.
Tienes a una persona dibujando a la misma vez, está pintando lo que voy cantando y tienes a una mecanógrafa que escribe lo que voy diciendo, porque las letras ya no importan. Estoy en una especie de juicio interno multiplicando y defendiéndome a mí mismo en medio del concierto.
Es poderoso lo que pasa ahí y estoy bien seguro de que la gente no ha visto algo así en mucho tiempo.
Algo que me llama la atención es ¿de dónde sacas el valor para contar cosas tan íntimas? Porque has pasado por situaciones personales duras, desde un divorcio hasta pelearte con políticos, como con el gobernador de Puerto Rico y, luego, plasmar todo lo que te pasa en canciones que son bastante evidentes.
Creo que es parte de la educación artística que tuve en la escuela de arte, que tiene que ver con abrirte emocionalmente, hacerte vulnerable frente a la gente, y es una práctica que llevo trabajando desde siempre, desde antes de Calle 13.
La diferencia es que en Calle 13, pues, ya tenía esta propuesta de Calle 13 y cuando voy a hacer la mía, el Residente, que también la de Calle 13 es mía, voy a hacer un proyecto distinto, pues dije: «Mira, déjame hacer algo mucho más personal, mucho más de adentro».
No quiero decir que Calle 13 no lo tenga, pero creo que es más inclusivo en el sentido de que aguantamos, todos aguantamos, no hay nadie como tú ni como nosotros y todo eso, y acá hay más René, más 313.
Yo no quiero que se acabe, más ron en el piso, es más personal. Y lo hice a propósito para diferenciar ambas propuestas, para que no fueran iguales. Por eso el proyecto de Residente lo empecé con un viaje luego de hacerme una prueba de ADN alrededor del mundo, hacer música, pero qué más personal que una prueba de ADN genética que dice de dónde se supone que eres. De ahí salió esa idea de empezar a crecer mucho y hacer algo más personal.
Entiendo que también estás preparando una película con el escritor de «Birdman». ¿Hacer cine es otra etapa que vas a continuar luego de esta gira?
Sí, bueno, yo acabo de terminar una película con el escritor de «Birdman», que ganó un Óscar por esa película, Alex Dinelaris se llama. Y, pues, ya esa película está escrita y estoy en ese proceso de preproducción y también estoy actuando, nunca había actuado, pero hace poco salí en una película [«In The Summers»] que ganó el premio a la mejor película en el Festival de Sundance, que es muy importante en Estados Unidos. Así que experimenté la actuación y dije: «Bueno, sabes que me voy a abrir a hacer cosas que yo quiero».
Ahora me llegó un papel de una película grande y estoy haciendo cosas que me gustan, que siento que me van a llenar como artista. Estoy en un proceso de transición porque quiero dirigir, sí, eso es lo que quiero hacer. Más que nada, de hecho, cuando tenía mi lista de prioridades de chamaco lo primero era el cine.
O sea, el rap estaba como cuarto o quinto en la lista, pero yo sabía que tenía que pasar por otras cosas para poder llegar a lo que quería ser, y también me gustó todo lo que sentí en el escenario en su momento. Ya estoy más cansado y, pues, veo las cosas de otra manera, pero estoy en un momento de transición hacia el cine.
¿El título de «Las letras ya no importan» también se refiere a una crítica de la escena musical actual en la que parece que hay menos artistas preocupados por su contexto?
Sí, sí, lo hice con ironía y un poco burlándome de mí mismo también, porque, para mí, las letras son lo más importante, pero entender que quizás ya no son tan importantes o por lo menos así lo sentía. Pues lo hago desde ese lugar, pero también un poco sabiendo que hay gente a la que le importan las letras, o sea, quise jugar con eso, con la ironía y me parecía que era lo que estaba sintiendo en el momento de la creación del título.