En 48 horas María Páez recibe «aliviada» en La Habana los alimentos que sus hijos le compraron en Miami por internet. Forzados por la crisis, los cubanos optan por enviar comida a sus familiares en lugar de las vitales remesas en efectivo que necesita la isla.
«Recibir este tipo de productos para nosotros constituye un alivio» y, «en materia de gasto de dinero, el ahorro es sustancial», declara a la AFP esta licenciada en Matemáticas, de 59 años, que vive sola con su esposo desde que sus dos hijos emigraron a Estados Unidos.
Ciento veinte huevos, picadillo de pavo, jamón, chorizo, croquetas, yogur… Un maná que le permitirá llegar a fin de mes «sin mayores tensiones», comenta.
«Que nos llegue huevo es sumamente importante (…), es un desayuno garantizado», añade con satisfacción.
En la isla, que cerró 2023 con una inflación de 30% y donde el salario medio es de 4.800 pesos (40 dólares), un cartón de 30 huevos puede costar 3.300 pesos (27,50 dólares).
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Remesas alimentarias
Las dificultades para poner los dólares en efectivo en manos de sus familiares han llevado a los cubanos en el exterior a optar por las remesas alimentarias.
La empresa de transferencias Western Union, que reanudó recientemente sus operaciones hacia Cuba, entrega la remesa en moneda cubana a tasa oficial de 120 pesos por dólar, muy por debajo de la cotización en el mercado informal de 360 pesos por billete verde.
Mientras que las llamadas «mulas», personas que trasladan dólares en efectivo a la isla y los entregan a los destinatarios, imponen comisiones de hasta 20%.
«No quieren dinero»
Actualmente es posible enviar alimentos y otros productos de primera necesidad a familiares a través de varias decenas de plataformas en línea, basadas principalmente en Estados Unidos, donde están radicados más de dos millones de cubanos, pero también en México, Canadá y España.
Katapulk, Supermarket23, Alawao, Tuambia, CBM… Estas tiendas digitales proliferan en internet en la medida en que crecen sus mercados potenciales, en medio de un éxodo migratorio de cubanos que batió récords en 2022 y 2023.
Cada día decenas de furgones con el logotipo de estos mercados virtuales y vehículos privados, contratados por estas firmas, recorren las calles del país repartiendo paquetes de alimentos que tienen precios exorbitantes en los pequeños negocios de la isla autorizados por el gobierno apenas en 2021 y mejor abastecidos que las tiendas estatales.
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Los productos que componen los envíos pueden ser comprados localmente o en el exterior.
Del otro lado del estrecho de Florida, los 170 km de mar que separan a Cuba de las costas de Estados Unidos, también operan decenas de agencias que envían combos de comida a la isla.
En Hialeah, una ciudad contigua a Miami con una alta población de origen cubano, Luis Manuel Méndez, de 59 años, explica fuera de una de estas empresas que suele mandar medicamentos, útiles escolares y comida a dos hijos que dejó en la isla.
«Las cosas en Cuba están muy caras», así que es mucho más factible comprarlo aquí y enviarlo, asegura Méndez.
Mis hijos «no quieren dinero, lo que quieren es que les mande (…) las cosas de primera necesidad», agrega.
A pocas cuadras del lugar, frente a otra agencia de paquetes, hay un constante ir y venir de personas cargadas de bolsas.
En el estacionamiento de esa agencia, Maribel Ruiz, de 62 años, comenta que ayuda a una tía y unos primos que tiene en Cuba.
«El problema es que mandas el dinero, pero no hay cosas ahí en la tienda para comprar (…). Hay que mandarles los paquetes de medicina, de comida, de ropa, de todo», precisa Ruiz.