Su nombre figura como uno de los artistas más destacados del país, difícilmente alguien que escuché un «¡Puuuura uva, mami!» no se recuerda de él. René Alonso dice que siempre fue bien aventado con la música y que nada lo detiene. Después de algunos altibajos en la vida, ahora está de regreso no solamente para conectar con los salvadoreños con su música tropical, sino también desde la labor social. Alonso, con sus más de cuatro décadas en la música, ha hecho bailar a muchos con temas como «Solo mentiras», «Vuelve», «El juego es tuyo», «Gracias, mi amor», «Zapatero remendón» y «Te amaré». Además, cuenta con importantes colaboraciones, como la que hizo con Marito Rivera en junio del año pasado: «La matraca».
¿Cuántos años lleva haciendo bailar a los salvadoreños?
Estoy celebrando 47 años de carrera artística, navegando en este medio. Todo comienza por medio de mi padre.
¿Cómo fue ese primer acercamiento con la música?
Creo que lo mío es ya como el don, porque mi papá —Chando Orellana— fue músico, pero ya traía yo esa venita artística. Me le escapaba a mi mamá a los 12 años, porque me iba en patines desde la [calle] 5 de Noviembre, que era donde yo vivía, hasta allá por el mercado Central, porque yo ensayaba con un grupo que se llamaba Vía Láctea. Entonces, me iba en patines y por tal de que mi mamá no sospechara de que estaba en la música, le decía que andaba patinando. Luego, un día, un señor de Guatemala me preguntó si sabía adónde vendían comida y al lugar donde fuimos había un grupo pero no había baterista, y yo a esa edad ya podía tocar batería. Entonces, bien recuerdo que pregunté y me ofrecí a ayudarlos; y Carlos Canjura me dijo que el músico no había llegado.
Entonces, yo les dije que mientras el señor comía los podía ayudar a tocar la batería. Agarro la batería y empiezo a tocar, y ya me quedé tocando toda la noche. Mi sorpresa fue que me dijo: «Mirá, cipote, ¿y mañana qué vas a hacer?,» y me invitó ya a trabajar con el maestro Carlos Canjura [autor de la famosa canción «Masa masa»] que, para mí, es una de las personas más importantes en la carrera de René Alonso. Con él anduve tres años como músico.
¿En cuáles otras agrupaciones estuvo antes de formar la propia?
Recuerdo que en las noticias veo el trágico accidente que le ocurrió a Espíritu Libre, en los ochenta, en donde mataron a dos de sus integrantes. El microbús fue confundido, y después sale la plaza de conguero y bailarín. Entonces, me comuniqué con Jhosse Aguiñada y le dije que tenía un poquito de experiencia. Estamos hablando de que Espíritu Libre en ese entonces era la agrupación más importante de Centroamérica y había tanta gente queriendo tocar con ellos. Me eligen a los 17 años, tras recibir una llamada de Luis Felipe Aguiñada. Bien recuerdo que me estaba comiendo unos nuégados y te puedes imaginar la alegría que sentí.
¿Cómo nace la idea de llevar la batuta de su carrera?
Todo momento también tiene su etapa. Me sacaron de Espíritu Libre, pero he sido un hombre que jamás me he dado por vencido. Si algo está pasando, le veo lo positivo; y en 1987 ya me picaba la idea de tener mi agrupación. Así nace Capítulo Quinto.
¿Cuáles fueron los retos que tuvo que enfrentar para crecer como artista?
Fue difícil, mi mamá tuvo que hipotecar su casa para comprarme los aparatos y la vida no me empezó a tratar bien. Al contrario, porque ya no ganaba tan bien como antes. Yo hasta me deprimí. Con Capítulo Quinto grabamos
un disco que se llamó «Qué pasó con nuestro amor», lo cual no pasó nada y después grabamos una canción que se llamaba «La cebolla», peor. Pero nunca quité el dedo del renglón de lo que yo quería hacer.
¿Cómo llega la famosa «Chica de humo» a sus manos?
En 1988 ya andaba en el aire la canción de «La chica de humo», de Emmanuel, que la sacó Franco; pero yo nunca le había puesto atención. El 22 de octubre de ese año, no se me olvida la fecha, cabal donde está ahora el Hospital El Salvador había una pelota que tiraba luces y salió esa canción. Yo iba al ensayo con mi grupo, entonces llegué al ensayo con esa canción penetrada en el cerebro y les dije: «La vamos a grabar». Era un tema pop y nosotros lo íbamos a
hacer cumbia; decían que lo íbamos a arruinar. Así que la grabamos, ya como René Alonso y su Banda Lasser, en el género de nosotros, que es la chunchaca y fue todo un éxito.
¿Cómo surge el «Pura uva, mami»?
Me acuerdo que gastamos 25,000 colones para grabar «La chica de humo», y mi madre me dijo: «Hijo, esto es lo último. Aquí si no la hace…». Entonces, estaba una señora en la entrada del estudio de grabación y tenía un canasto de uvas. A mí me habían quedado cinco colones; vine yo y renegando le dije: «Me regala cinco colones de uvas»; y me da un gajito de uvas, pero cuando las agarré, pensé: «A lo que me quedé después de haber estado ganando bien… a pura uva». Después entré a grabar, y llegó una chica muy guapa y entonces dije: «Pura uva, mami», y ahí quedó. He tenido muchas frases. Otra es: «Pasado de sabor».
¿Quiénes más lo apoyaron?
Para promover una canción a nosotros nos tocaba andar de radio en radio en todos los departamentos.
Hubo varias radios que me quebraban el disco y me lo aventaban a la basura. El primo Chomo confió en nuestro talento y programó la canción. Yo soy artista del pueblo y esa canción en menos de un mes fue la canción más escuchada a escala nacional. Tanto así que las estaciones que me quebraron el disco tuvieron que pedírmelo y ponerlo, porque era tanta la presión que ellos no podían quedarse atrás. Ha sido una de las cuatro canciones nacionales que han salido en MTV. De ahí para acá viene la época de las vacas gordas, con el éxito te cambia la vida, pero pagas un precio caro porque conocí la gloria y conocí el infierno. Yo soy más artista que negociante.