Considerado uno de los mejores poetas del país, Roque Dalton, el ensayista, periodista, activista político, pero sobre todo un salvadoreño sin precedentes, nació en el barrio San Miguelito, de la ciudad de San Salvador, el 14 de mayo de 1935.
A la fecha, el secreto a voces de su muerte sigue siendo una deuda de memoria y justicia que no ha sido cobrada. Para quienes lo conocieron, el suspicaz e intelectual salvadoreño tenía una personalidad de gran magnetismo, así como un humor muy denso, mismo que en algunas ocasiones podía ser motivo de confusión y poco entendimiento de sus obras.
Describir los reveladores pasajes de Roque fue y ha sido una manera muy especial de recordarlo. Incluso Eduardo Galeano, quien fue un influyente escritor uruguayo, expresó su admiración por él.
«Roquito hacía reír hasta a las piedras; hacía reír porque rompía los lugares comunes. Nadie menos solemne que Roque Dalton, nadie más capaz de hacer reír hasta en las horas negras», expresaba Galeano.
Sin embargo, ese humor agridulce que lo caracterizaba influiría en lo más profundo de su poesía y, con ello, regalaría a los salvadoreños un legado literario incalculable.
Para Juan José Dalton, uno de sus dos hijos que aún viven, la principal característica de su padre era su gran sentido del humor. Y es que la asombrosa escritura del benemérito no desentonaba de su personalidad.
«Ese toque de humor, acompañado de ironía y sarcasmo, era una manera muy distinta de decir las cosas; a mucha gente la sorprendía. Incluso creo que en las situaciones más peligrosas que vivió mi padre resaltó su humor.
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Así era con sus amigos y con todos: una personalidad totalmente extrovertida», recuerda. A pesar de ello, la personalidad risueña nunca fue punto de quiebre en la agudeza de Dalton.
Sus poemas desencadenaban una serie de temáticas como la muerte, lo indígena, lo bohemio, la risa y, por supuesto, el amor. Además, algo que nunca dejó de lado y que, por el contrario, cada vez fue más evidente en su escritura fueron sus inmensas ganas de transformar su país, El Salvador.
Roque Dalton, quien se vio influenciado por grandes literatos y demás personalidades de esa época como César Vallejo, Pablo Neruda y Diego Rivera, entre otros, pronto se convirtió, además de poeta, en un verdadero activista político y agitador social.
Sus poemas, novelas, ensayos literarios y políticos, así como una gran cantidad de creaciones cada vez se tornaban de un significado más fuerte, que invitaba a la reflexión, a la crítica y al cambio.
Según su hijo Juan José, la obra de su padre tomó una visión encaminada a la denuncia de lo mal hecho, del egoísmo, de la arbitrariedad, del oportunismo y demás vertientes políticas que aquejaban a la realidad salvadoreña: «Hay escritos y gente que dice que mi padre era un revolucionario que escribía poesía, pero no es cierto: mi padre era un poeta revolucionario, que no es lo mismo».
SE APAGÓ UNA GRAN LUZ
Pronto la brillantez y complejidad del poeta lograron su punto cúspide; Dalton se posicionó entre los mejores intelectos de esa época con una diversidad de obras que en la actualidad son una herencia privilegiada para los salvadoreños.
Lastimosamente, con el éxito de su complejidad literaria, Roque también conoció la traición, y es así como el 10 de mayo de 1975 fue asesinado, y el país quedó sin una de las figuras literarias más representativas.
El crimen, hasta la fecha, no ha sido resuelto por la justicia salvadoreña, lo que Juan José Dalton describe como «un clavo insertado en el alma nacional», mismo que compara con el atroz crimen del ahora santo Óscar Arnulfo Romero.
Ambos, dice Dalton, «han quedado en la impunidad». «En 10 años de gobiernos de izquierda, prefirieron adular a los asesinos de Roque Dalton y no al poeta que amó profundamente al país y es pilar fundamental de la cultura salvadoreña», expresó Dalton.
Y a pesar del arrebato de la presencia física del poeta, no se ha podido suprimir su talento y legado, al punto que su obra sigue siendo motivo de orgullo para nacionales y extranjeros.
Por ejemplo, en El Salvador, en 2003, fue nombrado Hijo Merítisimo por la Asamblea Legislativa, y en 2013 se declaró la fecha de su nacimiento como el Día de la Poesía en El Salvador. Para Juan José Dalton, no es suficiente resaltar solo la imagen de su padre.
Señala como importante que los salvadoreños hagan florecer su obra más allá de la lectura, es decir, la comprensión. «Mi padre no buscaría egolatría, quisiera el reconocimiento de sus obras, que al final son riqueza para todos», dice.
«Tristemente, más de cuatro décadas han pasado y pareciera que mi padre sigue en la búsqueda de lo que un día soñó para su patria y para miles de víctimas que han quedado en el olvido por la justicia salvadoreña», añade Juan José Dalton.
A 45 años de su ausencia, como bien lo dijo en uno de sus poemas más icónicos, «hace frío sin ti, pero se vive».
ALGUNAS OBRAS DEL DESTACADO POETA
Vincular la rica y extensa literatura de Roque Dalton con su actividad política resulta completamente aceptable, pero antes es necesario conocer su obra si se quiere comprender la complejidad de su expresión literaria.
Por esto, te presentamos algunas de sus obras escritas en condiciones de un contexto histórico y sociopolítico espinoso que sin duda persuadieron el sentido artístico de este poeta salvadoreño.
«Pobrecito poeta que era yo» (1976), «Un libro levemente odioso» (1988), «Poemas clandestinos» (1980), «Los testimonios» (1964), «El turno del ofendido» (1962), «Taberna y otros lugares» (1969), «Las historias prohibidas de Pulgarcito» (1974), «La ventana en el rostro» (1962), «Un libro rojo para Lenin» (1986), «Mía junto a los pájaros» Redacción Alejandra Gómez (1957), «El mar: variaciones» (1962), «Últimos poemas» (2005).