Durante tres intensos años, Roxana Vega (23 años) estuvo en constante cambio entre los guantes deportivos, para atajar en FAS y en la selección femenina absoluta, y los de látex, para manipular las jeringas y todos los utensilios relacionados con la profesión de enfermería. Ahora está a la espera de recibirse como profesional en salud el mes próximo y, por supuesto, ser una de las protagonistas con las tigrillas en el campeonato Clausura 2022.
Con el cuadro asociado santaneco, donde Roxana ataja desde 2018, ya pudo saborear las mieles del triunfo al coronarse campeona en el torneo Clausura 2021; además, en la actualidad, forma parte de la selección femenina absoluta que disputó las eliminatorias mundialistas de la categoría. Junto con el fútbol, tuvo que ingeniárselas para llevar a cabo sus estudios de enfermería en la Universidad Andrés Bello.
Sin embargo, el camino para graduarse como enfermera no ha sido nada fácil. «Sin ayuda de mis padres no hubiera sido posible, porque me tocaba bien movido. En enfermería se realizan bastantes prácticas hospitalarias y en unidades de salud. Tenía ue dividirme de 7 de la mañana a 3:30 de la tarde en las prácticas y luego en el entreno de FAS. Mi papá siempre estuvo en el carro esperándome para poder llegar a entrenar», contó Roxana.
Con todo el ajetreo, la guardameta afirmó que pensó en dejar a un lado el fútbol para dedicarse por completo a los estudios. «El fútbol femenino aquí lo tienen por los suelos, no recibimos el apoyo que debería ser. Entonces, yo decía, mejor los estudios. Como me apasiona el fútbol, había bajones, pero mi familia siempre me apoyó y logré superar esos bloqueos mentales», confesó.
Al superar esa etapa, Roxana afirmó que hay cierto parecido entre el fútbol y su carrera como profesional de salud. «A veces los comparo un poco, porque en un partido de fútbol tengo que estar segura de cada acción en contra de la portería; en enfermería, tengo que estar relajada, con confianza, segura de mí misma para lo que se debe realizar. A veces ni creen que siendo enfermera soy futbolista», expresó.
Entre sus experiencias, cuenta que le tocó formar parte del equipo de salud que veló por las medidas de bioseguridad durante el juego eliminatorio de septiembre pasado entre El Salvador y Estados Unidos en el estadio Cuscatlán. «Unos amigos me reconocieron y me decían: “Roxi, qué andas haciendo acá”. Hasta con el profe de FAS me encontré y me tomaron una foto», recordó entre risas la guardameta.
Después de que reciba el título universitario que la certifique como enfermera, Roxana dijo que se tomará un año sabático, y después se reorganizará entre su profesión y el fútbol femenino.