Los latinos en la prestigiosa Universidad de Tecnología Química de Beijing (BUCT, en inglés) pueden contarse con facilidad. Más escasos aún son los salvadoreños en este centro de estudios, uno de los mejores en la República Popular China y el más destacado en Ingeniería Biológica, que es la carrera elegida por Rodrigo Ventura.
Ventura, originario de Soyapango, deseaba desde su adolescencia convertirse en biólogo y pensó primero en estudiar Medicina en El Salvador para después especializarse en genética. Pero ese camino tomaría demasiados años y, aun así, no podría cumplir su sueño plenamente.
Así que decidió comenzar a buscar más opciones. De 18 años puso su mira en estudiar en China porque, según contó a «Diario El Salvador», aquí la «tecnología es superior en todos los laboratorios y en el apoyo a la ciencia».
China es un referente mundial en avances tecnológicos y científicos. Ventura fue consciente de eso desde corta edad. Buscó becas auspiciadas por la embajada china en El Salvador con el apoyo de la Agencia para la Cooperación (ESCO). Aplicó en un centro de estudios superiores en Beijing, en Shanghái y otro en Wuhan.
Fue escogido en la capital china, nada más y nada menos que por un centro que forma a los talentos químicos de alto nivel para trabajar por la ciencia y la tecnología. La BUCT tiene tres campus, el este y oeste, situados en la calle Beisanhuan Donglu de Chaoyang, y el campus de Changping.
En la actualidad, Ventura, de 21 años, es parte del equipo de 25 estudiantes de diferentes ramas que representan a su universidad en la competencia iGEM (International Genetically Engineered Machine Competition), la contienda más importante del mundo en biología sintética y donde participan facultades de talla internacional.
iGEM inició en 2003 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Las competiciones actuales incluyen a graduados, de secundaria y laboratorios comunitarios de alrededor de una treintena de países.
El equipo multidisciplinario de jóvenes que representa a la Universidad de Tecnología Química de Beijing escogió el nombre de Brócoli Masters porque buscan sintetizar la molécula de sulforafano —que se encuentra en este vegetal—. La molécula es anticancerígena, antiinflamatoria y antioxidante. Este experimento ya se ha logrado con la bacteria «Escherichia coli», pero nunca de esta forma.
Se conseguiría un tratamiento alternativo para combatir el cáncer, más accesible y con menos costos. Este es también uno de los principios centrales de la biosíntesis, explica Ventura, quien está en su segundo año de estudios.
La competencia es difícil y la mayoría de los participantes son chinos. Hay unos 200 equipos, y solo veinte de estos son provenientes de América Latina. Otras dos docenas se anotaron solo en Beijing. Consta no solo de la parte científica, sino que deben llevar los conocimientos fuera del Laboratorio de Biosíntesis y Separación Eficiente de Ingredientes Activos Naturales. Los jóvenes también van a visitar comunidades para darlo a conocer.
POR UN MUNDO VERDE
La biosíntesis también es más amigable con el medioambiente que otros métodos convencionales de producir sustancias. Yu Linwei, de 23 años, estudia tercer año de la misma carrera que Ventura y coordina el equipo competidor de iGEM. Yu destaca que la ingeniería química deja una fuerte huella de contaminación en el medioambiente. Los colegas coinciden en que China apoya este tipo de proyectos con estudiantes para promover un mejor cuido del planeta, parte fundamental de las políticas de Gobierno del país socialista.
La final de iGEM será en octubre en París, Francia. Ventura también pasó por un proceso de entrevistas para ser parte del equipo que representa a la universidad. «Quiero aportar mi granito de arena para la promoción de la ciencia salvadoreña», dice.
El joven llegó a China en octubre de 2022, cuando todavía se vivían restricciones fuertes por la pandemia de la COVID-19 en el mundo. Tuvo que hacer tres semanas en cuarentena, mientras iniciaba clases virtuales
Además, participa en la competencia nacional de estudiantes universitarios de ciencias de la vida, en la competencia de Beijing para ahorro de agua, energía y reducir recursos de carbono, y en la contienda nacional para trabajos destacados en energías renovables; todas enfocadas en alentar a los estudiantes a contribuir con un mundo más verde.
En estas tres competiciones su proyecto es la generación de hidrógeno verde utilizando bacterias. Estas consumen menos energía para resolver necesidades actuales, como la purificación de mantos acuíferos. «Se pueden ocupar estos proyectos en El Salvador», comenta Ventura.
«No quisiera estar solo acá, sino regresar a mi país y aplicar todo lo que he aprendido. De qué sirve que venga aquí y me quede todo el conocimiento para mí mismo. Además, es una forma de decir gracias a mi país y a China por las oportunidades. Ellos confiaron en mí para asumir este reto. Hacer uno de estos proyectos en el país es como decir gracias», agrega.