Las calles del centro de Sídney amanecieron desiertas este sábado, al iniciar una semana de cierre en la ciudad más grande de Australia para contener la contagiosa variante Delta del coronavirus, mientras las autoridades estudian ampliar las restricciones.
La ciudad ha reportado más de 80 casos de COVID-19 ligados a la tripulación de un vuelo internacional que fue transportada en taxi del aeropuerto a un hotel de cuarentena.
El repunte alarmó a la ciudad, que había recuperado la normalidad tras meses con muy pocos casos de contagio local.
El cierre en Sídney entró en vigor a primera hora del sábado, afectando a un millón de personas en el distrito empresarial y los acaudalados suburbios del este.
Pero la propagación del brote más allá de los cuatro distritos incluidos en el cierre provocó «una preocupación creciente y más intensa», dijo Brad Hazzard, ministro de Salud del estado de Nueva Gales del Sur.
«La variante Delta ha resultado ser un rival muy formidable», declaró a periodistas.
«No importa qué medidas defensivas se toman en el momento, el virus parece saber cómo contraatacar», agregó sobre la variante detectada originalmente en India.
Ante ello, la jefa del gobierno local, Gladys Berejiklian, anunció que el sábado sostendría una reunión de emergencia con autoridades sanitarias para decidir si expanden el cierre a otras partes de Sídney.
«Estoy poniendo a todos sobre aviso de que podríamos tener que extender (el cierre) en el curso del día o mañana» domingo, adelantó Berejiklian.
Australia ha aplicado cierres de emergencia en sus principales ciudades para contener brotes de COVID-19 asociados muchas veces a contagios causados por viajeros que regresan al país y permanecen en hoteles de cuarentena.
El país es uno de los más exitosos en la contención del coronavirus, con solo 30.000 casos y 910 muertos en una población de 25 millones.