Este sábado terminó como un día sin homicidios. Más de 200 días sin muertes violentas en lo que va del Gobierno del presidente Nayib Bukele, quien en Twitter destacó que en las administraciones de ARENA-FMLN las jornadas sin muertes eran una anormalidad. «Lo que pasó una vez en una década ahora es la nueva realidad de los salvadoreños. Y no vamos a regresar al pasado. Seguimos…», señaló el mandatario. Este logro en seguridad pública, gracias al combate frontal y directo a las pandillas, que ha permitido que más de 52,000 integrantes y colaboradores de estas estructuras criminales hayan sido detenidos, es uno de los indicadores del buen camino que los salvadoreños avalan de manera masiva.
De acuerdo con sondeos internacionales, la aprobación del Gobierno del presidente Bukele supera el 86 %, y el 94 % de los votantes está dispuesto a que continúe dirigiendo el Ejecutivo para que mantenga el rumbo y siga con sus planes.
Ante la incapacidad de presentar opciones reales, opositores se ven en la penosa situación de pedirle al presidente Bukele que «recapacite» y desista de buscar un segundo mandato, cuando se trata de una decisión del pueblo salvadoreño, que lo hará valer en las urnas.
La posibilidad de la reelección se concretará si así lo decide la mayoría de los electores en los comicios de 2024, lo que se vuelve en algo tan real que motiva a los enemigos políticos del presidente a buscar incluso presión internacional para socavar los éxitos de la actual administración.
Sin embargo, es esperanzador que incluso las voces que la oposición espera que condenen al presidente se muestren cautas y respetuosas de la decisión de los salvadoreños para decidir su futuro, como recientemente indicó un vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos.
El país está abierto a las relaciones amplias con todas las naciones, en el marco del respeto mutuo, como lo prueban los múltiples contactos internacionales y la cooperación en marcha, incluyendo a Estados Unidos, la Unión Europea, la República Popular de China y organismos internacionales.
Esto también es parte del futuro que se está construyendo en El Salvador conforme a los intereses de las mayorías.
Ya no hay un regreso al pasado, de ninguna forma. No hay manera de que vuelvan los tiempos en los que había que vivir con la cabeza agachada. El país construye, con orgullo y esperanza, un nuevo futuro para todos.