Mucho más que el mejor triplista de la historia, Stephen Curry es un jugador revolucionario que transformó para siempre la forma en que se juega el basquetbol de la NBA.
La superestrella de los Golden State Warriors fue celebrado el martes por toda la NBA, incluido el público rival de los Knicks en el Madison Square Garden, al superar el récord histórico de 2.973 triples que tenía el retirado Ray Allen.
Admirado por la alegría y espectacularidad de su juego, Curry es el gran protagonista de la actual era del triple en la NBA.
Su eficacia y rango de tiro impulsaron un cambio de paradigma en la liga por el cual el lanzamiento de tres puntos no solo es un recurso sino la base angular de las estrategias.
La analítica de datos, con una creciente influencia en las decisiones deportivas, identificó que la mayor efectividad del triple lo hacía más rentable que el tradicional tiro de media distancia o el juego interior de los pívots.
Numerosos equipos siguieron con entusiasmo este modelo con el que los Warriors de Curry llegaron a cinco finales consecutivas entre 2015 y 2019 y ganaron tres anillos con un estilo que revitalizó la liga.
Y al igual que los movimientos de Michael Jordan fueron emulados por figuras como Kobe Bryant, los jóvenes emergentes de la NBA, desde Trae Young a Luka Doncic, se inspiran hoy en Curry y no tienen complejos en lanzar desde posiciones lejanas o tras confundir al defensor con pasos atrás o al costado.
«Ha cambiado el juego. Ahora estos chicos tiran desde mucho más lejos que la línea de tres», dijo esta semana el alemán Dirk Nowitzki, uno de los mejores pívots tiradores de la historia. «Ahora hay tipos que si están libres lanzan desde justo después del medio campo y la meten, algo que no se veía cuando empecé a jugar».
La progresión del lanzamiento de tres puntos, introducido en la NBA en 1979, desde la llegada del base a la liga ha sido imparable, pese a las reticencias de figuras tan respetadas como Gregg Popovich (Spurs).
En su temporada de novato, la 2009-10, se lanzaba una media de 18,1 triples por partido que para la 2014-15, cuando ganó su primer anillo con los Warriors, había ascendido a 22,4.
Desde entonces la cifra se disparó hasta los 35,4 intentos de promedio en la temporada actual.
Esta explosión ha implicado que prácticamente ningún jugador, tampoco los pívots, puedan prosperar hoy en la NBA sin ser buenos lanzadores.
Una estrella subestimada
A sus 33 años, Curry se hizo con el récord de triples en apenas 789 partidos, con un promedio de 3.8 por juego (43.1% de acierto), mientras Ray Allen disputó 1,300 juegos con una media de 2.3 lanzamientos convertidos (40%).
Tanto Allen como Reggie Miller, tercero de la lista, recordaron el martes desde el Madison Square Garden de Nueva York cómo el juego ha evolucionado desde sus días en la cancha.
«Cuando llegué a la liga, si lanzaba un triple, el entrenador me sacaba del partido», explicó Allen. «Entonces tenías que enviar la pelota a la pintura».
«El juego y la importancia del triple ha cambiado y mucho de esto tiene que ver con el número 30 de Golden State», dijo Miller en referencia al nuevo líder histórico.
Muy pocos anticipaban este impacto cuando Curry fue seleccionado por los Warriors en el séptimo puesto del Draft de 2009.
Los Minnesota Timberwolves, por ejemplo, tenían las dos elecciones anteriores y lo descartaron en favor del español Ricky Rubio, actual suplente de los Cavaliers, y del hoy olvidado Jonny Flynn.
Curry llevaba el talento en la sangre, heredado y perfeccionado por su padre, el exjugador Dell Curry, pero su escasa estatura (1,88m), su liviano físico y su inicial propensión a las lesiones generaban muchas dudas a su alrededor.
La llegada de Steve Kerr, otro excepcional triplista, al banquillo de los Warriors en 2014 desató el potencial de Curry y del otro francotirador de los Warriors Klay Thompson, la pareja conocida como ‘Splash brothers’.
Combinando su letal tiro y un malabarismo con la pelota del que carecían Allen y Miller, Curry dispone de un inagotable repertorio para anotar de tres.
El base aprovecha todos los recursos con los que aprendió a sobrevivir frente a rivales más grandes y hoy vuelve a dominar la NBA.
«Uno tiene un poco de miedo por no saber lo que va a hacer», le describió su antiguo rival Dwyane Wade, ahora comentarista televisivo. «Puede tirar desde cualquier parte de la pista y tiene un manejo de balón increíble (…) Es simplemente imposible de defender».