Miles de personas salieron a protestar ayer en Francia por el costo de la vida y contra una impopular reforma de las pensiones que el Gobierno del presidente Emmanuel Macron aplazó por semanas para buscar un acuerdo.
Los sindicatos de la Confederación General del Trabajo (CGT), la Federación Sindical Unitaria (FSU) y Solidaires habían convocado una jornada de movilización para reclamar un alza del salario y advertir que lagente «no quiere trabajar más tiempo», en palabras del líder de la CGT Philippe Martínez.
Cerca de 40,000 personas, según los organizadores, participaron en la marcha en París, aunque las protestas también alcanzaron otros puntos, como Marsella y Nantes.
El retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años es una de las reformas emblemáticas que el presidente liberal quiere aplicar, después de que la pandemia por la COVID-19 obligó a dar marcha atrás a un primer intento durante su primer mandato.
Los sindicatos, que paralizaron los transportes de Francia en 2020 con sus llamados a la huelga, ya expresaron su oposición a la reforma, así como la oposición de izquierda, quienes denuncian la manera en que Macron quiere sacarla adelante.
La primera ministra Élisabeth Borne indicó ayer a AFP que el Gobierno abriría un nuevo ciclo de diálogo con las fuerzas políticas y sociales de cara a adoptar «antes del invierno» la ley.
Su objetivo es la puesta en marcha gradual de la reforma a partir de mediados de 2023 y hasta 2031, cuando la edad de jubilación sea ya de 65 años.
«No queremos negociar el retraso de la edad de jubilación», advirtió Martínez. «Si es para decirnos esto es lo queremos y ahora hagan lo que decimos, no seguiremos mucho tiempo alrededor de la mesa», agregó.
El ministro de Trabajo, Olivier Dussopt, advirtió incluso que Macron está dispuesto a disolver la Asamblea (cámara baja), donde no dispone desde junio de mayoría absoluta, si se aprueba una moción de censura para frenar la reforma.
Los sindicatos celebrarán una reunión el 3 de octubre para decidir cómo continuar su movilización.