Los héroes de la independencia permanecen inmortales en los libros académicos y en los archivos históricos que existen 201 años después de la independencia. Y aunque su gloria sea eterna, muchos no tienen una tumba o un registro en el que se identifique dónde descansan sus restos.
Es un ejercicio de arqueología la tarea pendiente del país para identificar dónde quedaron los cuerpos de algunos. La lista de los próceres de la patria, de manera oficial, fue declarada por la Asamblea Legislativa en 2003, reúne una treintena de nombres entre ellos cuatro mujeres.
Las mujeres son Manuela Miranda, María Felipa Aranzamendi de Arce, Manuela Antonia Arce de Lara y Feliciana de los Ángeles Miranda.
Entre los hombres más nombrados están José Matías Delgado, Manuel José Arce, José Simeón Cañas, los hermanos Aguilar, Pedro Pablo Castillo, Domingo Antonio de Lara y Santiago José Celis.
En honor de Matías Delgado y Arce hay una cantidad importante de materiales y monumentos. Sobre el primero hay importantes efigies y monumentos. En el parque Libertad, en el monumento a Los Próceres aguarda su efigie y su tumba recibe gloria en cada visita al estar ubicada a un costado del altar mayor de la gallarda iglesia El Rosario, en el centro de San Salvador.
Sus datos son de los más completos: nació en 1767, en San Salvador. Murió en la misma ciudad, pero el 12 de noviembre de 1832. Sus restos han descansado desde siempre en la iglesia El Rosario.
El rastro de Manuel José Arce también está bien marcado: nació en 1787 y falleció el 14 de diciembre de 1847. Sus restos quedaron en un primer momento en la iglesia La Merced; pero luego de ser exhumados (a iniciativa del estado mayor del ejército y de la Academia de Historia Militar) fueron trasladados al cuartel El Zapote. Allí permanecen en una capilla ardiente perpetua. Sobre otros próceres como los hermanos Aguilar (Nicolás y Vicente), se dice que sus tumbas están en la iglesia El Rosario, pero no hay ningún registro o placa que así lo confirme.José Simeón Cañas descansa en la iglesia El Pilar, en San Vicente, desde el 4 de marzo de 1838. Una placa en la fachada del templo lo comprueba.
Sobre las mujeres próceres y el resto de la lista aún queda mucho por investigar y confirmar, para que todos tengan sus tumbas con la gloria que se merecen.