Un grupo de vecinos velaba el domingo los féretros de tres mujeres que fallecieron aplastadas al derrumbarse la casa de bloques y madera donde estaban en un poblado pesquero de la costa ecuatoriana sacudida por el potente sismo de la víspera, que dejó en el país andino destrucción, 14 muertos y una víctima en el vecino Perú.
Los tres ataúdes fueron colocados bajo una carpa en una calle en Puerto Bolívar, en la ciudad de Machala, provincia de El Oro, donde se produjeron la mayoría de los muertos (12). Otros dos niños fallecidos, familiares de las tres mujeres, fueron llevados para su entierro en otra zona de Machala.
En ese populoso sector, denominado 4 de abril, murieron Yajaira Albarracín, Graciela Chila, Silvina Zambrano Chila y los menores Rosmery Cheme e Isidoro Cheme. Los rescatistas los encontraron juntos, abrazados bajo la estructura de madera y bloques, de la que fue su casa.
Aunque el sol brillaba con todo su esplendor, la ciudad con costas frente al Pacífico se mantiene con evidentes rastros de la tragedia, vidrios y algunos escombros aún permanecen en las calles mientras la maquinaria municipal se empeña en limpiar.
El dirigente de ese barrio, René Carrasco, en declaraciones al diario Correo, de Machala, señaló que espera ayuda del Estado y de los partidos políticos, «ahora necesitamos su ayuda, no que nos vengan a abrazar en la campaña».
Luis Becerra, de Machala, en declaraciones por teléfono a la Associated Press, aseguró que «se siente el dolor, el drama, por donde uno vaya, todos están alertas, con mucho temor en caso de que haya una réplica. La ciudad está callada, se siente el miedo y el luto».
El temblor de magnitud 6,8, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, dejó en Ecuador 14 muertos y una niña fallecida en Perú, así como cientos de heridos, alrededor de 180 casas afectadas —84 de ellas completamente destruidas— y numerosas edificios caídos en comunidades vastamente distintas, desde la zona costera hasta el altiplano ecuatoriano.
El gobierno declaró en emergencia la vías de la provincia de Azuay, en la sierra sur de Ecuador, que resultaron con 13 bloqueos por el terremoto y que además previamente ya presentaban problemas causados por el fuerte invierno que afecta a buena parte del país.
Hamilton Cedillo, quien reside en el centro de Machala, aseguró a la AP que han acordado un plan de evacuación y que están viendo vídeos de cómo protegerse ante un nuevo terremoto, «casi no dormimos por el miedo».
En Ecuador, independientemente de la geografía, muchas de las viviendas que se vinieron abajo tenían bastante en común: eran habitadas por personas pobres, eran antiguas y no cumplían las normas de edificación en el país, que es propenso a los sismos.
El movimiento telúrico tuvo su epicentro en la costa que da al Pacífico, a unos 80 kilómetros (50 millas) al sur de Guayaquil, la segunda ciudad más grande de Ecuador. Horas después, se sintió otro sismo de magnitud 4,2, según el Instituto Geofísico del Perú.
El arquitecto y constructor de Quito, Germán Narváez, precisó a la AP que las casas más afectadas durante los movimientos sísmicos son las que tienen una construcción deficiente, carecen de cimentación, estructura y diseño técnico.