Yanira Soundy es la nueva miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua. Desde el 27 de octubre, la escritora ocupa la silla «C» como parte de este selecto grupo académico que se dedica al resguardo y mejora del español salvadoreño y que también es la representación máxima ante la Real Academia Española.
El ingreso a esta institución es uno de los mayores reconocimientos a la labor académica de quienes se incorporan, pero también es un premio al aporte que han hecho por el español, por la lengua salvadoreña, en alguna de sus ramas.
Yanira cuenta con esas credenciales y más. Su contribución superó los límites de la Academia, sentó un precedente que ha cambiado vidas y que ha abierto un umbral de conocimiento: ella creó un método para enseñar español a las personas con discapacidad auditiva.
La vida le puso un reto difícil de sobrellevar, pero, al mismo tiempo, fue la catapulta para que echara mano de su conocimiento y desarrollara la Lengua de Señas Salvadoreña.
Venció el silencio
Durante el solemne acto de ingreso como académica de número a la Academia de la Lengua, la trayectoria de Yanira se fue relatando, incluso, su mismo discurso es un recuento del camino de vida y profesional que siguió para dar un cambio en el lenguaje de señas en español. Sus aportes también narran una realidad compleja que va en detrimento del desarrollo pleno de las personas sordas.
Y aunque todo surgió desde el espacio más sagrado para la escritora, su familia, su virtud como humana lo elevó al campo profesional y de la creación de conocimiento.
Ella descubrió esta oscura realidad con su segunda hija, Rebeca, quien por un medicamento (cuando estaba de meses de nacida) le afectó de manera crónica la audición.
«En los primeros cuatro años de la vida de Rebeca desarrollé mi aprendizaje de Lengua de Señas Americana y aprendí todo cuanto pude, por medio de cursos de correspondencia y, luego, por internet. Busqué orientación pues quería estudiar Lengua de Señas Salvadoreña, pero me dijeron que era una lengua en desarrollo y mi hija aún estaba muy chiquita que, llegado el momento, al crecer, ella la aprendería y yo podría ir a la escuela para padres. Para mí, esto fue como una bofetada, pues sabía que los primeros años de vida son los más importantes en el desarrollo del conocimiento y el lenguaje», relató Yanira en su discurso de ingreso.
Después de aquello vendría una promesa entre ella y su pequeña hija para enseñarle español, incluso, cuando había palabras que ni siquiera podían traducirse al lenguaje de señas, pero Yanira encontró el método para hacerlo.
Ella, junto a Rebeca, estructuraron el sistema y lo llamaron «¿Cómo educar a personas sordas? Método para enseñar español a personas sordas».
De manera muy resumida, con ese título Yanira recopiló toda una vida educando personalmente a su hija para que pudiera vivir experiencias maravillosas como leer a los autores salvadoreños y estudiar con los libros de texto que sus hermanos usaban.
Fue voluntaria para enseñar este sistema a personas sordas cuya comunicación estaba limitada hasta en lo más básico, como pedir ayuda en una farmacia hasta aquellos que querían integrarse en una vida creada para oyentes.
TRAYECTORIA DE YANIRA SOUNDY

La escritora, poeta, abogada y notario de 58 años se ha dedicado a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad en El Salvador y en el sector cultural, así como a la elaboración de medidas de protección y normativas al patrimonio cultural salvadoreño, el respeto al fomento y difusión de las artes, la protección de los derechos de autor y sus obras.
Es fundadora y presidenta de Fundación Manos Mágicas, organización no gubernamental, apolítica y sin fines de lucro que lucha por sensibilizar y crear conciencia sobre los derechos de las personas sordas y sus familias.
Gracias a su trabajo y gestión personal, y como presidenta de Fundación Manos Mágicas, La lengua de Señas Salvadoreña fue declarada bien cultural el 12 de agosto de 2005, publicado en el Diario Oficial el 2 de septiembre del mismo año.
Ana María Nafría, la antecesora
Ingresó a la Academia con la letra «C» en 2011. Fue miembro hasta el 28 de noviembre de 2018, cuando falleció. Nafría fue licenciada en Filosofía y Letras, con especialidad en Filología Moderna, en la Universidad de Salamanca, España.
Además, posee una maestría en Filosofía Iberoamericana en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), estudios de posgrado en Formación del Profesorado y Análisis de Textos en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Salamanca, España. Su espacio ahora es ocupado por la escritora Yanira Soundy.