Limpiar ríos y quebradas, construir casas, reparar escuelas y delegaciones policiales, chapodar y realizar obras de mitigación en las comunidades, son solo algunas de las actividades que a diario realizan centenares de reos, de los diferentes centros penales del país, que se encuentran en la fase de confianza.
Según las autoridades penitenciarias, las actividades realizadas por los reos forman parte del plan Cero Ocio a través del cual buscan que los privados de libertad cumplan labores que les ayuden a su reinserción social.
Uno de los 4,000 reos que actualmente se encuentran en la fase de confianza es Ovidio Leonel Campos Rivera, de 51 años, quien durante la semana ha realizado labores de limpieza y chapoda de árboles en la comunidad Nueva Israel, de San Salvador.
«Estas actividades nosotros las hacemos con toda voluntad, para poder ayudar a las personas que así lo necesitan, y la verdad es que también aprovechamos todas estas oportunidades porque esto nos sirve a nosotros para cuando recuperemos nuestra libertad», comentó Ovidio.
Ovidio tiene cinco años de estar recluido, y desde hace dos años ingresó a la fase de confianza.
«Mi condena es de 10 años, estoy detenido por tráfico ilícito a la salud pública, estuve dos años y medio en el penal de San Vicente, y de allá me trasladaron al Centro de Detención Menor La Esperanza (CDM) mejor conocido como Mariona, estoy a la espera de obtener mi libertad en menos tiempo», apuntó Ovidio.
El hombre de 51 años manifiesta que a pesar de lo duro que ha sido estar en prisión, agradece a su familia por el apoyo que le ha brindado durante todo el proceso, y que ellos también esperan con ansias el día que será liberado.

«El proceso de convertirse en privado de libertad es duro, la verdad que uno no vuelve en sí, en el momento en que le dicen que lo condenan a tantos años ya uno se pone a pensar en eso, ya siente que no pasan las horas, ni los días, pero igual poco a poco uno se va acostumbrando, al ver el apoyo de la familia uno empieza a sentar cabeza y a tratar de ser mejor para el día de mañana», explicó Ovidio.
Junto a él, otros 46 reos del penal La Esperanza realizan obras de mitigación de riesgo y la limpieza del rio Acelhuate en la comunidad Nueva Israel, mientras otros 85 privados de libertad trabajan en la construcción de viviendas en proyectos habitacionales en Nuevo Cuscatlán y El Espino, en Antiguo Cuscatlán.
«A ellos les ayuda mucho este tipo de actividades, los estamos preparando para una reinserción y es la justicia restaurativa porque vamos logrando que la población vaya socializando con ellos, los acepte, vaya conociendo lo que ellos hacen y que también son seres humanos. Hay que comprender que a nosotros no nos corresponde juzgarlos, pero como sociedad, nos corresponde de cierta manera preparar el entorno para que ellos puedan reinsertarse», señaló Damaris Flores, supervisora de la Dirección de Centros Penales en la comunidad Nueva Israel.
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Damaris agregó que solo en la comunidad Nueva Israel se ha beneficiado a por lo menos 1,450 familias, quienes agradecen a los reos dándoles comida o algún refrigerio.
«Es muy gratificante ver el agradecimiento de las personas, nosotros le ayudamos a la sociedad, ponemos un granito de arena para las personas que lo necesitan. Yo he estado participando en la construcción de una bodega en el penal de Izalco, después fuimos a chapodar a la cordillera del Bálsamo, ayude durante cinco meses en la construcción del proyecto habitacional del Espino, en fin, en muchas cosas que al final nos benefician a nosotros mismo», enfatizó Ovidio.
Proyectos Habitacionales
Por el momento, solo en La Libertad un total de 85 reos en la fase de confianza participan en la construcción de viviendas en los proyectos habitacionales de Nuevo Cuscatlán y El Espino.
«Los reos se encuentran apoyando en todo el tema de la construcción, materia gris, armaduría, fachadas, tablaroca. Es un proyecto habitacional de una ONG que consiste en la construcción de 36 casas en la primera fase, en total van a ser 160 casas, solo en la primera fase ya se lleva un avance del 68%», explicó Alonso Panameño, encargado del proyecto habitacional en Nuevo Cuscatlán.

Agregó que en el proyecto participan un total de 28 privados de libertad, quienes de lunes a sábado trabajan en la construcción de las viviendas, ubicadas a un costado del cementerio municipal desde las 7:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde.
«A nosotros nos funciona, avanzamos bastante con el apoyo que ellos nos dan, además estas actividades les ayudan a distraerse», apuntó Panameño.
Al igual que Panameño, Miguel Ángel Alvarado, encargado del proyecto habitacional El Espino afirma que la inclusión de los reos en este tipo de proyectos les ayuda tanto a nivel personal como laboral.
«Ellos ayudan bastante, son bastante útiles y obedientes. Hay unos que van aprendiendo y hay otros que ya pueden poquito, igual aquí les vamos enseñando y han aprendido más. También los reos que ya pueden le van enseñando a otros», señaló Alvarado.
Añadió que el proyecto habitacional lleva un 65% de avance y que se pretende construir 63 apartamentos para beneficiar a igual número de familias que viven en las champas ubicadas en el bulevar Cancillería, en ciudad Merliot.
Proceso fase de confianza
Según Javier Flores, colaborador Jurídico de la subdirección general de asuntos jurídicos de centros penales el ingreso de un reo en la fase de confianza puede ser propuesto por el Equipo Técnico Criminológico del Centro Penitenciario en el que se encuentra recluido, esto en base al artículo 144 del reglamento de la Ley Penitenciaria y debe ser ratificado por el Consejo Criminológico Regional competente según artículo 99 de la Ley Penitenciaria.

Para poder optar a dicho beneficio el privado de libertad debe haber cumplido los siguientes requisitos según artículo 99 Ley Penitenciaria:
-Haber cumplido la tercera parte de la pena
-Demostrar avances en el desarrollo de la personalidad, se valorará en conjunto las relaciones del privado de libertad con el resto de la comunidad penitenciaria, su predisposición a participar en la vida de su grupo social, la conducta, los progresos de los programas que ha cursado, su actividad laboral.
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Si el privado de libertad cumple con los requisitos establecidos es el Consejo Criminológico Regional competente quien ratifica otorgar la Fase de Confianza, se procede hacer efectivo el traslado hacia una granja penitenciaria progresando así a fase de confianza.
Existe una excepción en cuanto al hecho de que el privado de libertad no cuente con la tercera parte de la pena cumplida, de ser así se valorará por parte del consejo Criminológico Regional correspondiente las circunstancias personales del condenado, las del hecho cometido, la duración de la pena o por méritos demostrados en el régimen ordinario (art. 99 Inc. segundo de la ley Penitenciaria, art. 263 del Reglamento de la Ley Penitenciaria).