Siete de cada 10 salvadoreños (70 %) encuestados por el Iudop-UCA, en promedio, manifestaron que nunca darían sus votos al FMLN y ARENA en las elecciones para presidente de la república, diputados de la Asamblea Legislativa y concejos municipales.
Para presidente de la república el 43.3 % dijo que nunca votaría por el FMLN, frente al 27.1 % que expresó lo mismo con respecto a ARENA.
En la elección legislativa nunca votarían por el FMLN el 38.5 % de los salvadoreños, mientras que el 30.6 % jamás le daría el sufragio a ARENA.
En relación con los gobiernos municipales, ambos partidos tradicionales también mantienen el rechazo de los votantes con el 35.4 % para los rojos y el 27 % para los tricolores.
La postura de rechazo de parte de los salvadoreños se registra en el marco de la campaña electoral de cara a las elecciones generales, en las que se elegirán presidente de la república, 60 diputados de la Asamblea Legislativa, 44 alcaldes con sus concejos municipales y 20 diputados ante el Parlamento Centroamericano.
ARENA gobernó el país durante 20 años con sus presidentes Alfredo Félix Cristiani Burkard, Armando Calderón Sol, Francisco Flores y Antonio Saca.
Los cuatro gobiernos areneros estuvieron marcados por casos de corrupción, que ya llevaron al juzgamiento y la condena de un expresidente y exfuncionarios.
Las administraciones areneras también vieron nacer y desarrollarse a las pandillas, que con sus acciones llevaron luto y dolor a las familias salvadoreñas y generaron un clima de inseguridad a escala nacional.
El FMLN, por su parte, gobernó el país durante 10 años con los ahora prófugos y ciudadanos nicaragüenses Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, actualmente procesados —junto a algunos de sus exfuncionarios— por hechos delictivos que incluyen desde corrupción hasta negociaciones con pandillas.
Las dos administraciones efemelenistas hicieron poco o nada por contener la criminalidad de las pandillas, y debido a sus acciones El Salvador estuvo en la lista de los países más peligrosos y violentos del mundo.
Por muchos años, ambos institutos políticos mantuvieron el control de la Asamblea Legislativa e impusieron su voluntad en las votaciones en el interior de ese Órgano de Estado.
Con sus votos en el parlamento, ARENA y el FMLN aprobaron presupuestos generales del Estado, elecciones de funcionarios de segundo grado, entre otros, conforme a sus intereses particulares.