Asus 43 años, Jeannete Figueroa ha afrontado la pérdida gradual de su función renal, luego de que fue diagnosticada con insuficiencia renal crónica, lo que la llevó a someterse a la diálisis peritoneal, un procedimiento que el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) le proporciona de forma automatizada desde su hogar.
«A partir de los síntomas que presenté, vine a emergencias y me dejaron exámenes, pero en mi caso todo fue para ingresar a diálisis por que la enfermedad estaba avanzada. Me diagnosticaron insuficiencia renal crónica nivel cinco. Tengo dos años de estarlo haciendo en casa, primero lo hacía aquí [hospital Médico Quirúrgico]», comentó Jeannete a «Diario El Salvador».
Manifestó que ser beneficiada con este proceso automatizado fue un hecho que cambió su situación personal y familiar, ya que asistir a su diálisis le implicaba alejarse de sus seres queridos; pero, actualmente, puede continuar su tratamiento sin salir de su casa.
«Esto fue una gran ayuda, un gran descanso, porque yo antes perdía todo un día, los viernes, para hacer el proceso de ingreso, pasaba sábado y domingo, y salía hasta el lunes. Cuando me dieron la máquina, me facilitó la vida porque ya en casa me conectaba a las 9 de la noche y a las 5 de la mañana ya estaba libre», explicó.
Aseguró que el tiempo de calidad con su familia ha mejorado, ya que la implementación de esta nueva modalidad por parte del ISSS le permite permanecer en casa, y solo asistir al hospital para sus controles con el nefrólogo y para recibir orientaciones del personal de salud.
«Es una ayuda enorme porque es bien difícil no tener la facilidad de poderse dializar [en casa], se acumulan los líquidos, se acumulan las toxinas; pero ya con este proceso, la calidad de vida mejora. Yo me iba a trabajar y usaba ropa larga para que me cubriera los pies hinchados. Cuando tuve la máquina, todo empezó a disminuir, ya no se me hincharon, tengo todo controlado», agregó Figueroa.
Detalló que, previo a que le otorgaran el dispositivo, el personal médico la capacitó durante dos semanas, de forma que por sí misma pudiera aplicar la técnica correcta al momento de practicarse la diálisis en su hogar y sin mayores dificultades.
«Los entrenamientos los hacemos no a pura teoría, sino con mucha práctica. A uno le enseñan a conectarse, cómo hacer todo el procedimiento sin tocar las partes estériles y tener todo el cuidado para que la conexión sea exitosa. Nos preparan con antelación», subrayó.
Explicó que su enfermedad tiene sus propias complicaciones, con las que todo paciente renal debe luchar, como la anemia, por ejemplo; no obstante, con el beneficio de tener la máquina de diálisis y con un estilo de vida saludable, esas complicaciones disminuyen. «Los médicos nos preparan, cuando venimos una vez al mes, nos hacen exámenes, nos evalúan para ver cómo estamos y en qué áreas debemos mejorar», puntualizó