A 139 kilómetros de San Salvador, es decir a tres horas de viaje, está San Miguel y en el corazón de esta hermosa ciudad, en la 15.a calle oriente, está ubicado el Museo Regional de Oriente que este día celebra 28 años de condensar y exponer parte de la impresionante riqueza cultural de la zona oriental del país.
El museo se encuentra dentro de un edificio que fue construido en 1947, cuando funcionó como la fábrica textil «Mejoramiento Social» y el área donde está el museo eran oficinas. Posteriormente, en la década de los 80 eran los dormitorios de los oficiales del Batallón de Infantería de Reacción Inmediata Manuel José Arce (conocido como Biri Arce).
En 1992, la edificación pasó a ser parte del Centro de Gobierno y fue en ese momento en que surgieron las primeras iniciativas de adaptar ese espacio como primer museo regional en el país y el primero de San Miguel.
En ese momento, recién concluía el conflicto armado y se creó «un espacio que socializa el patrimonio cultural tangible e intangible del oriente del país donde la población puede acercarse y fortalecer sus vínculos de identidad», explicó el director del museo, Saúl Cerritos.
El Museo Regional de Oriente se inauguró el 27 de mayo de 1994 y desde entonces se exponen las diferentes manifestaciones culturales de los cuatro departamentos que conforman la zona oriental: La Unión, Morazán, San Miguel y Usulután.
Museo Itinerante
El edificio empezó a deteriorarse y en el 2000 se cerró para repararlo; sin embargo, su función de difundir la riqueza cultural nunca se perdió ya que en ese lapso se convirtió en un museo itinerante.
La riqueza del museo se desplazó entre las escuelas de la región a través de exposiciones gráficas con fotografías y charlas informativas del patrimonio que ahí se resguarda con el fin de despertar el interés y fomentar la identidad entre los niños y jóvenes.
En el 2006 finalizaron los trabajos, pero el museo fue reabierto el año siguiente y desde entonces se exponen colecciones temporales de relevancia nacional hasta el 2020 cuando se volvió a cerrar debido a la pandemia de la COVID-19
«Antes de la pandemia teníamos una visita muy fuerte, pero la cuarentena vino a frenarnos un poco; sin embargo, nos satisface informar que las escuelas ya están retornando a las salas del museo. También estamos teniendo la visita de personas de otros departamentos y extranjeros», mencionó Cerritos.
Sala de Arqueología
El museo inauguró su primera sala de exposición permanente en el 2012, que denominó Sala de Arqueología, la cual se encuentra organizada de forma cronológica. En ella se cuenta «la historia de los primeros pobladores de la región a partir de las investigaciones realizadas por profesionales en el tema», indicó el director del museo.
Inicia con la historia de una pintura rupestre descubierta en las Cuevas del Espíritu Santo, en Corinto, Morazán, que datan del año 7,000 a. C., hasta la exposición de objetos de cerámica encontrados en diferentes sitios arqueológicos de la época preclásica, clásica y posclásica, como Quelepa, que está en el municipio con el mismo nombre; Los Llanitos, ubicado en el río Grande, y Asanyamba, en el municipio de San Alejo, La Unión.
En esta sala destacan tres piezas elaboradas con piedra basáltica, que son réplicas de las encontradas en un escondrijo en la estructura 29 del sitio arqueológico Quelepa. También está una maqueta de esa estructura para dar un contexto a los visitantes.
Sala Etnográfica
Expone costumbres y tradiciones de la región a través de las artesanías elaboradas con palma, mimbre, henequén o barro negro, resultado de la alfarería del municipio de Guatajiagua, Morazán, que tiene un detalle especial que está pintado con un pigmento negro obtenido del fruto de nacazcol.
En un segundo espacio hay muestras de diferentes colecciones que ha tenido el museo a lo largo del tiempo, donde los guías exponen las tradiciones con una narrativa que atrapa a los visitantes, como los juegos tradicionales, gastronomía tradicional y festividades.
La música tradicional y popular es exhibida de forma especial desde la que se creaba con instrumentos de origen prehispánico, como el tepunahuaste, y otros que surgen de la mezcla entre culturas indígenas y españoles como la «Chanchona», que es una versión ligeramente más pequeña del contrabajo.
La riqueza de la música originaria se pone de manifiesto en representaciones como la Danza del Santo Tingo, originaria de Sesembra, Morazán; la danza de Los Negritos en Chilanga, de Cacaopera Morazán; danza de los Emplumados, de Cacaopera, Morazán; La Partesana, de Yuquaiquín, Morazán, y el baile de Los Tabales, en Ereguayquín, Usulután.
Otras tradiciones que aquí se exponen tienen que ver con la religión católica que se instaló gradualmente con la llegada de los españoles dejando bien establecida el fervor mariano y desde ahí surgen nuevas tradiciones enmarcadas en sus fiestas patronales en honor a la Virgen de la Paz.
Sala de Historia
En este espacio «lo que tratamos de destacar es la participación de personajes o la parte geográfica de oriente en un acontecimiento de relevancia nacional», detalló Cerritos.
Los visitantes pueden conocer datos muy importantes a partir de 1530 cuando se fundó la villa de San Miguel de la Frontera, que luego pasó a llamarse solo San Miguel y en el que estaban incluidas las zonas geográficas de Usulután, La Unión y Morazán, hasta el siglo XVIII cuando se separa en cuatro departamentos.
Esta sala también socializa la historia de personajes destacados como David Joaquín Guzmán, Francisco Gavidia, Gerardo Barrios, Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, entre otros.
Sala Temporal
Muchas de las colecciones que se exhiben en esta sala se organizan desde el Museo de Arqueología David J. Guzmán que también son enviadas hacia el Museo Regional de Occidente con el fin que recorran todo el país.
En este momento está disponible la «Fiesta de los Sentidos, Gastronomía Salvadoreña», una exposición sobre los principales alimentos que han conformado la dieta de los salvadoreños desde el año 2500 a. de C. hasta la actualidad.