Este año jamás lo olvidaremos. Nuestra vida cambió radicalmente, aprendimos a establecer un estilo de vida diferente. Aún estamos en pandemia, en una alta ola de casos. Sabemos que podemos contagiarnos en cualquier momento y el pronóstico para salir adelante es incierto; aun así, vemos los centros comerciales, las playas, los restaurantes y las calles colapsados. Hay convivios prenavideños por todos lados, con la mascarilla de sombrero, abrazos, besos, una gran alegría por volvernos a ver. Esto es muestra de la necesidad emocional del ser humano de tener convivencia social, de dar y recibir afecto, pasando por alto el protocolo de protección de la COVID-19.
Estamos a escasos días de la Navidad, época tan esperada por muchos, donde celebramos el nacimiento de Jesús, motivo para que las familias y los amigos se reúnan. Esta Navidad será inusual para muchos, ya que no podrán reunirse con sus familiares y amigos para cuidar su salud, y para otros, con gran dolor porque ya no están en la Tierra sus seres queridos, o bien ya no se cuenta con la economía para la cena especial ni los obsequios navideños. Todos los cambios de estilo de vida durante 2020, más la Navidad inusual, están desencadenando dificultades en la salud mental. Si te permites albergar pensamientos negativos, los pensamientos generan las emociones, las cuales se expresan en sentimientos, reflejándose en las actitudes y toma de decisiones. Así que es importante enfocarnos intencionalmente en nuestra mente: Navidad, Navidad, dulce Navidad, época de alegría y de paz, porque ha nacido El Salvador; época para recordar que toda la humanidad forma parte de un todo, que todos somos hermanos y estamos unidos por lazos invisibles que Dios trazó.
Aprovechemos esta Navidad inusual para reflexionar sobre la vida que Dios nos ha dado: ¿Cómo estamos viviendo? ¿Tenemos un equilibrio entre el ser y el hacer? ¿Qué hemos aprendido durante esta pandemia? ¿Lo que aprendimos lo estamos aplicando en nuestro quehacer diario o poco a poco lo estamos olvidando? De una u otra forma nos han ofendido y hemos ofendido. Trabajemos en el perdón, soltemos los resentimientos y la culpa. Vivamos en el amor.
El amor, una palabra tan pequeña, de cinco letras, y tan difícil de vivirla. Jesús es nuestro modelo de amor: aun en el calvario pedía perdón para los que lo crucificaban. Veamos a nuestro prójimo con ojos de amor, de paciencia, con misericordia. Desde nuestras casas, ayudemos con una palabra, con un mensaje de aliento. No nos cuesta nada, solo 1 minuto. Hay tantas personas a nuestro alrededor que lo han perdido todo que una palabra podría ser de aliento para seguir adelante.
Comparte tu tiempo, tu sabiduría, tu alegría por el nacimiento de Jesús con los que están tristes y desanimados, con los que viven en incertidumbre. Serás un instrumento para que sientan el amor de Jesús y que la verdadera Navidad se vive en el corazón, sin cenas ni regalos especiales. Sabes que cuando das el más beneficiado eres tú, ya que te centras en el otro y, por ende, sueltas tus problemas y emociones negativas.
Que en esta Nochebuena 2020 tu principal motivo sea conectarte con Dios. Estoy segura de que vivirás una Navidad inusual.
Que Dios te bendiga
Con cariño fraternal,
Camarena Psicología
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