El viernes pasado me llamó la atención una nota de un casi extinto periódico que tenía como titular: «Organizaciones se solidarizan con El Salvador». El énfasis era la «alta preocupación de ONG nacionales e internacionales» ante el régimen de excepción, las capturas de criminales y las reformas a códigos para combatir su accionar delictivo.
El respaldo que estas organizaciones promulgan, en alianza con políticos corruptos y plumíferos «carniceros», va contra toda lógica, pues no respaldan a la gran mayoría de los salvadoreños inocentes, honrados y trabajadores, sino a los terroristas.
Dicen que están en contra de las capturas de «los angelitos armados hasta los dientes» y su sometimiento ante la justicia. Se decantan «solidarios» con ellos y prefieren llamarlos «ciudadanos» antes que asesinos.
En la vida no es extraño que exista gente que se comporte contrario a lo usual. Pero lo que estas mal llamadas organizaciones defensoras de derechos humanos hacen sobrepasa cualquier razonamiento.
Solidaridad con los pandilleros, ¿es en serio? La solidaridad debe ser con los casi 7 millones de salvadoreños honrados y trabajadores que han sufrido asesinatos, desapariciones, extorsiones, robos y secuestros desde la guerra civil protagonizada por areneros y rojos, y que ahora ejecutan estos grupos terroristas financiados y protegidos por estos mismos grupos políticos y sus medios de prensa aliados.
Por más de 40 años, los salvadoreños fuimos sometidos al terror, al dolor y al luto, sin que nadie hiciera nada para defendernos. Al contrario, el pueblo ha sido víctima de la guerra como también de los pactos criminales que ARENA y el FMLN hicieron con terroristas, a quienes financiaron, armaron y adiestraron en contra de gente honrada y trabajadora.
Es interesante observar que todas esas organizaciones internacionales han puesto el grito al cielo porque por primera vez hay un Gobierno comprometido con su pueblo aplicando la ley en contra de terroristas. ¿Por qué nunca se pronunciaron cuando maras y pandillas pactaron asesinar a nuestros jóvenes, niños, mujeres y ancianos inocentes, un pacto financiado y apadrinado por sus mismos organismos de derechos humanos, la OEA y religiosos?
Tampoco se pronunciaron por los 75,000 ciudadanos que perdieron la vida de forma violenta durante la guerra ARENA-FMLN ni ante el reciente asesinato de más de 80 salvadoreños. Como bien dijo nuestro presidente Nayib Bukele: «Quedan claros los intereses que persiguen».
Por apoyar ciegamente a corruptos asesinos, las organizaciones nacionales y extranjeras han caído en un precipicio de descrédito. Eso ya ni les importa. Pero lo que sí debería hacerlos reflexionar, si es que aún no tienen cauterizada la conciencia, es que los salvadoreños respaldan que el presidente Bukele aplique de forma contundente el Plan Control Territorial, con el cual ha reducido drásticamente todos los delitos que cometen estos grupos que actúan fuera de la ley.
A esa contundencia es que las maras y pandillas reaccionaron e intentaron someter al Estado, asesinando a salvadoreños honrados y trabajadores, pero fueron repelidos y sometidos.
El combate en contra de estos grupos asesinos que no quisieron asumir ARENA, el FMLN y Rodolfo Párker ahora lo enfrenta el presidente Bukele con valentía y coraje, y lo hace por amor a su patria, a su pueblo, por esta generación y futuras generaciones. Porque prometió hacer de El Salvador un mejor país.
Lo que estas ONG, políticos desquiciados y plumíferos a sueldo hacen es disparar en contra del pueblo. Y será el mismo pueblo quien les retribuya su maldad y odio. Un mundo al revés.