Alemania dio marcha atrás y renunció a las nuevas medidas restrictivas que había previsto imponer durante la Semana Santa para paliar la pandemia de covid-19, que no da tregua en Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro creó un comité de crisis.
Fue «un error», admitió la canciller alemana Angela Merkel. Su gobierno había anunciado el lunes nuevas restricciones en las vacaciones de Pascua, que incluían el cierre de tiendas y oficios religiosos organizados por videoconferencia.
Las críticas no tardaron en llegar, incluso desde el gobierno conservador. Especialmente virulentos fueron los comentarios de los círculos empresariales.
«Un error debe llamarse error y, sobre todo, debe corregirse. (…) Pido perdón a los ciudadanos», dijo Merkel.
Según la canciller, el plan tenía «las mejores intenciones» en un momento en que los contagios aumentan en el país, donde ya han muerto más de 75.000 personas de coronavirus, pero no podrá ponerse en práctica correctamente «en un periodo tan corto de tiempo».
Aún así, el gobierno estudia prohibir provisionalmente algunos viajes al extranjero, como a la isla española de Mallorca, un destino muy popular entre los alemanes.
En otros países europeos, las cifras de contagios vuelven a encender las luces de alarma mientras los ciudadanos pierden ya la cuenta de las restricciones, los confinamientos o las olas de la pandemia.
Bolsonaro crea un comité de crisis en Brasil
El covid-19 mató a más de 928.000 personas y contagió a casi 42 millones en Europa, según cifras de la AFP a partir de datos oficiales. En todo el mundo, la pandemia se ha cobrado más de 2,7 millones de vidas y ha infectado a más de 124 millones de personas.
Brasil es, en términos absolutos, el segundo país más enlutado por el covid-19, con 300.685 muertos y más de 12 millones de casos, según datos actualizados este miércoles.
Brasil, de 212 millones de habitantes, registró el martes por primera vez más de 3.000 muertos en 24 horas y el promedio de decesos diarios es de 2.273, más del triple que a inicios de año (703).
La situación de Brasil es «terrible», según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El sistema sanitario está colapsado, las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales de la mayoría de los 27 estados del país tienen porcentajes de ocupación superiores al 80% y en al menos seis regiones faltan botellas de oxígeno, según un informe de la Fiscalía General.
Ante esta situación, el presidente, Jair Bolsonaro, anunció este miércoles la creación de un comité de crisis.
«Hemos resuelto crear una coordinación junto a los gobernadores, bajo el mando del presidente del Senado», y «un comité que se reunirá semanalmente con las autoridades para decidir el rumbo del combate al coronavirus», indicó Bolsonaro.
La fotografía general es de una pandemia descontrolada, fundamentalmente por la nueva y muy contagiosa variante del virus registrada en la Amazonia brasileña, por una campaña de vacunación lenta y el escaso respeto de las normas de higiene y distanciamiento.
Frente al repunte de contagios, varios países de la región optaron por replegarse de nuevo en Semana Santa.
Así, Uruguay decidió el cierre de oficinas públicas y la suspensión de clases presenciales. El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció toques de queda nocturnos y otras restricciones y el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ya extendió el confinamiento en vigor durante la Semana Santa.
UE endurece exportación de vacunas
Las campañas de vacunación avanzan entre múltiples obstáculos: falta de dosis, intereses políticos, competencia entre laboratorios y diferencias flagrantes entre ricos y pobres, entre otros.
Según las últimas cifras reunidas por la AFP esta semana a partir de números oficiales, más de 459 millones de dosis de vacunas anticovid-19 fueron administradas en el mundo hasta ahora en al menos 162 países y territorios.
Nueve de cada diez dosis fueron inyectadas en países con ingresos altos y medios, según el Banco Mundial.
Esos Estados solo albergan a un 50% de la población mundial, pero son los que han padecido en gran medida el impacto de la pandemia.
Este miércoles, la Unión Europea (UE) endureció su control a la exportación de vacunas anticovid producidas en su territorio, para garantizar el abastecimiento de dosis en el bloque, anunció el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.
A partir de ahora, dijo Dombrovskis, se deberán considerar «dos elementos adicionales» antes de autorizar las exportaciones: reciprocidad con el país de origen, y proporcionalidad en los pedidos.
Esta revisión de las normas responde a la tensión entre la UE y el laboratorio AstraZeneca y las autoridades del Reino Unido.
El primer ministro británico, Boris Johnson, reaccionó airadamente y advirtió que las empresas pueden plantearse si quieren «realizar futuras inversiones en países o grupos de naciones que imponen bloqueos arbitrarios».
Sin embargo, poco después, la Comisión Europea y el gobierno británico emitieron una declaración conjunta afirmando que ambos buscan una solución que sea «mutuamente beneficiosa» y permita «expandir el abastecimiento de vacunas para nuestros ciudadanos».
Los responsables europeos recalcan que el bloque es el principal exportador de vacunas anticovid del mundo, pero no recibe las vacunas prometidas, concretamente por AstraZeneca, que sí suministra todas las dosis requeridas al Reino Unido.