El Salvador y México tienen mucha historia en común, además de vínculos culturales y comerciales. Prueba de la excelente relación entre ambas naciones ha sido la visita del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, conocido mediáticamente como AMLO (por sus iniciales), quien sostuvo ayer una reunión de trabajo con el presidente Nayib Bukele.
No es la primera vez que Bukele y López Obrador se encuentran. De hecho, fue al inicio de su mandato que el gobernante salvadoreño visitó Tapachula para reunirse con AMLO. Ahí surgió Sembrando Vida, un programa que desde México apoya a productores agrícolas salvadoreños para fomentar su arraigo, como una estrategia para desalentar la emigración irregular, que supone someterse a innumerables peligros y vicisitudes para buscar un futuro diferente en otra nación.
México también mantiene una amplia cooperación con El Salvador con otros programas, como el de Jóvenes Construyendo Futuro, ejecutado en varias comunidades, como en Nejapa, y que —como bien dijo el embajador mexicano en el país, Ricardo Cantú Garza, al supervisar esta semana la graduación de un grupo de jóvenes— «ha echado raíces en El Salvador».
En una columna de opinión publicada en la edición de ayer en «Diario El Salvador», el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, destacaba no solo la historia común entre su nación y El Salvador, sino también el interés de inversionistas y empresarios mexicanos de participar en los megaproyectos estratégicos del Gobierno del presidente Bukele, como el tren y el aeropuerto del Pacífico, y la puesta en marcha del ferri desde La Unión hasta Costa Rica.
La promoción de inversiones en infraestructura de comunicaciones y turismo y la oferta de venta de combustible mexicano también formaron parte de la agenda entre ambos gobernantes.
Además, están los objetivos comunes de las dos naciones, como el combate a todas las formas de delito transnacional, como el tráfico de drogas, armas y personas, que afecta a toda la región, sobre los que también hay importantes avances para la cooperación entre las fuerzas de seguridad y otras instituciones estatales.
La reunión entre los presidentes Bukele y López Obrador fortalece aún más las relaciones entre El Salvador y México, pues se da en el marco del respeto mutuo y la no intromisión en las políticas internas de cada nación.