En las elecciones de diputados de la Asamblea Legislativa programadas para el 4 de febrero de 2024, El Salvador utilizará en sus sistema la fórmula D’Hondt, que permite que todos los cocientes electorales de los partidos políticos en contienda ingresen en igualdad para obtener los escaños disponibles.
Actualmente, la forma en que se distribuyen los escaños legislativos es por medio de la fórmula Hare, que incluye los cocientes y residuos.
Para el consultor electoral Juan Gilberto Contreras, las reformas recién aprobadas por la Asamblea Legislativa al Código Electoral obligan a todos los partidos a mejorar los filtros para escoger a sus candidatos, y a que trabajen por recuperar o fortalecer la confianza que el electorado tenga hacia ellos.
Estas contemplan que se reduzca de 84 a 60 los escaños legislativos, y que se cambie la distribución de diputados para cada departamento, además, elimina las asignaciones por residuos y solo se podrán obtener curules al tener los mejores cocientes electorales.
«Es falso que el nuevo sistema le va a dar el poder absoluto a un determinado partido, porque la población sigue teniendo la libertad de decidir por quién va a votar, y eso no necesariamente es que si un partido sacó mayoría en una legislatura en la siguiente puede repetir. Si hay descontento, los votantes pueden escoger a cualquiera de los otros partidos en contienda y darle el apoyo», mencionó Contreras.
Ese mismo análisis hace sobre la reorganización de las alcaldías, cuya normativa está bajo análisis por la comisión política del Congreso.
«(La oposición) no puede decir que un partido va a ganar todas las alcaldías. Por ejemplo, si el nuevo municipio de San Salvador Centro reúne a cuatro municipios que actualmente están gobernados por alcaldes del mismo partido; y la gente de esos municipios está en descontento, pueden votar fácilmente por otro candidato», añadió el consultor.
Reiteró que el sistema actual no garantiza el precepto de igualdad del voto, ya que en una misma circunscripción electoral no se elige de forma representativa cada escaño.
«Por ejemplo, en San Salvador un partido puede ganar un diputado por cociente con 30,000 votos, pero en Cabañas se gana con 10,000, dejando una sobrerepresentatividad. Con el cambio que se haga ganarán los diputados con los mejores cocientes, lo que obliga a cada partido a escoger de mejor forma a sus candidatos y a trabajar por recuperar la confianza de los votantes», apuntó.
Tanto para Contreras como para el sociólogo René Martínez, las iniciativas que el presidente Nayib Bukele presentó el 1o. de junio en su discurso a la nación, corresponden a la visión de un mandatario estadista. Martínez mencionó que la identidad cultural de cada municipio no se pierde, y que las tradiciones se seguirán desarrollando con normalidad.
«Los actuales municipios no han sido gestores de identidad sociocultural, la identidad sociocultural está arraigada a otros factores», explicó.
Además, mencionó que los municipios no son los que dan identidad a una tradición, sino que las tradiciones le dan la identidad a una localidad.
Para ambos analistas, la decisión de reducir de 84 a 60 los curules legislativos corrige lo hecho con la denominada «plancha nacional», que otorgaba más escaños que fueron aprovechados por décadas por dirigentes de los principales partidos políticos.
El reconocido analista y rector de la Universidad Luterana, Dagoberto Gutiérrez, expuso ayer en el programa Diálogo 21 que ambas propuestas de reordenar alcaldías y Asamblea son parte de una «reestructuración estatal necesaria».
Según Gutiérrez, este reordenamiento no tiene relaciones con intenciones políticas y se enfoca más en un mejor control del Estado y en la redistribución de los recursos públicos.
Además, representa un gasto menor para al no tener que pagarse 262 veces los salarios de alcaldes y concejos municipales, ni los de 84 legisladores.
«El número actual de diputados responde a las necesidades reales políticas del país y a la lógica del presupuesto, en una política sana la mayor cantidad de dinero no debe dirigirse al gobierno, sino a la gente», añadió.
Los tres analistas coincidieron en que las propuestas, una de estas ya aprobada, del presidente de la república, Nayib Bukele, no atentan contra la democracia ni la integración del Estado salvadoreño, ya que la población tiene la decisión final sobre a quién darle el apoyo electoral, lo que no garantiza a ninguno de los 12 partidos aptos para competir obtener la mayoría absoluta.