Por años, el alcalde de San José Guayabal, Mauricio Vilanova, tuvo que salir a las calles a patrullar para evitar el ingreso de mareros a su municipio, pues los planes de seguridad de los Gobiernos anteriores no tuvieron los resultados que actualmente se han visto con el Plan Control Territorial y el régimen de excepción.
Por esfuerzo propio, junto a la Policía, el jefe municipal pudo contener que estructuras criminales ingresaran a las comunidades. Sin embargo, con la tregua entre las pandillas que avaló el Gobierno de Mauricio Funes, las autoridades de ese momento le prohibieron que continuara haciendo patrullajes.
«Guayabal estaba libre de pandillas, pero entró la pandilla 18 sureños. En dos años dejamos el municipio libre de pandillas. Sin embargo, con la entrada del presidente Funes resurgió la 18 y se nos metió en siete cantones, la pandilla 18 revolucionarios y la MS», comentó.
El jefe de comuna explicó: «Tuvimos un año hasta con 15 muertos por violencia pandilleril, tuvimos dos masacres, y empezamos a ver cosas que nunca habíamos visto aun antes del presidente Funes. En ese tiempo no había un plan de seguridad, había pactos o treguas».
El alcalde incluso fue más allá de las acciones que los gobiernos del FMLN para frenar la ola criminal, pues comentó que los denominados Plan Mano Dura y Super Mano Dura que los gobiernos del partido ARENA (al cual renunció) implementaron no disminuyeron los homicidios ni las extorsiones.
«Pasamos de una Mano Dura a Redacción Mauricio Pineda una Super Mano Dura. En el territorio no veíamos que bajara la renta, no bajaban los homicidios, y luego vino la etapa en la que gobernó la izquierda en el país y fue de amor y paz y se reflejó en la tregua. No hubo coherencia en los planes de seguridad, no les interesó», explicó.
Para ingresar a Guayabal hay una carretera única, tres cuartas partes de ella forman parte del municipio de San Martín, y por años una clica de la MS extorsionaba en la zona a comerciantes formales e informales, así como a negocios locales. Esa actividad económica ya no llegaba hasta el municipio.
«Todos pagaban extorsión, desde los negocios pequeños hasta la gran empresa y la mediana. He tenido testimonios de vendedores, pero en el camino [hacia el municipio] pagaban renta y no cantidades pequeñas», comentó el alcalde.