Los familiares, amigos y demás compañeros de la Policía Nacional Civil del agente Franklin Antonio Lemus Majico, le dieron su última despedida en Atiquizaya, Ahuachapán. Al sepelio asistió el Ministro de Seguridad Gustavo Villatoro y el director de la corporación policial Mauricio Arriaza Chicas.
A las 9:00 de la mañana el entierro partió desde su residencia en su natal Atiquizaya, luego hicieron una misa de cuerpo presente en la iglesia Inmaculada Concepción de María, para luego partir al cementerio municipal de la localidad. El cuerpo pasó frente a la alcaldía municipal, donde le habían preparado un homenaje con globos blancos.
El héroe que ofreció su vida en el cumplimiento del deber, fue homenajeado previo al entrar al cementerio por sus compañeros y el gabinete de seguridad, luego de hacer el pasillo entregaron una ofrenda floral y el pabellón a la madre del policía.
«Somos seres humanos, sentimos temor, sentimos miedo; pero los héroes son los que superan el miedo y enfrentan el mal. La lucha que estamos enfrentando como Gobierno del Presidente Nayib Bukele, es una lucha contra el demonio que ustedes leen en diferentes pasajes de la biblia, independiente el credo que confiesen, la sangre de nuestros compañeros no será derramada en vano, ha despertado más ese valor y esa contundencia, que como Policía Nacional vamos a tener para seguir extirpando ese cáncer de nuestras sociedades. Tenemos el compromiso de hacer justicia», indicó el ministro Villatoro.
Gobierno apoyará a sus hijos en lo académico
Villatoro luego de dar el pésame a la familia y amigos del agente Lemus, también se comprometió a dar atención a los hijos, para que puedan cumplir con sus objetivos académicos y sean personas de bien, como fue su padre.
Lemus Majico se había incorporado a la Policía el 28 de febrero de 2005 y se caracterizaba por su buen ánimo, recordaron sus compañeros. Este fue emboscado junto al inspector Carlos Mauricio Velásquez Rodríguez y la agente Martha Lisseth Alas González por pandilleros el martes pasado, en la Colonia La Realidad de Santa Ana.