El maestro Facundo Cabral, siguiendo la gran tradición de místicos y sabios, solía decir: «No es rico quien más posee, sino, quien con poco sabe vivir». Pues este planteamiento filosófico y espiritual resume muy explícitamente una verdad acumulada a lo largo de la historia humana; aquel que sabe contentarse con poco, aún en lo mucho, no se pierde.
Por ende, es importante comprender que no se trata de no tener anhelos y progreso económico en la vida, sino de saber apreciar lo necesario y no dejarse impresionar al estilo efecto halo por aquello que aleja de lo más sencillo y simple de la vida, es decir, vivir con lo necesario.
Así pues, tal como expresó el maestro Ernest Hemingway: «El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro empieza a vivir más sencillamente por fuera». Y es que la capacidad de adentrarse en la profundidad del ser interno conduce a estadios de sencillez que no permiten grande lujos ni pompas, pues eso aleja del ser real.
Ahora bien, no hay que confundir la decisión de vida con la comodidad de no querer hacer mucho por esa mediocridad nacida de la poca valía. Es en realidad un estilo de vida querer vivir con lo necesario, aunque se posea mucho más. Ese sí es un misterio que solo quien entra por la puerta de la sabiduría podría comprender.
Por lo tanto, liberarse del peso innecesario, ya sean cosas o circunstancias, conlleva elevarse por encima de sí y de lo que por peso no deja evolucionar; de un seminarista hindú, mientras era yo también seminarista, aprendí que saber y viajar necesita ligereza en el andar y eso, a su vez, seguridad de quién se es, para no pertenecer al qué dirán.
De tal manera que aquella concepción antigua de que cada acción a un ser repercute en todos los seres de la Tierra tendría sentido en la concepción hoy presentada, y por tal la sencillez en el vivir crearía mayor oportunidad de tener lo necesario a quien no lo tiene. Claro, eso implicaría menos avaricia de los ricos y poderosos, que quizá es mucho pedir.
Pero bien, no se trata de poner en evidencia a quienes solo pueden ser teniendo, sino de enseñar y explicitar en este escrito que quien sabe quién es no podría nunca identificarse con lo que tiene o no tiene, pues lo que es esencia no posee características de la materia, sino solo de alto espíritu esclarecedor.
Ya lo decía nuestro invitado escritural de hoy, Cabral: «No pidas más, vive más». Quien vive más posee más, pero no lo que ocasiona peso, sino que adquiere aquello que se comparte, y, por tal, nunca hay peso muerto. De tal suerte, querido lector, que hoy le invito a que viva más, ame más, perdone más, lea más, sirva más, guarde silencio más, pues solo en el soltar se encuentra el verdadero tesoro, el ser y hacer desde la luz de la sencillez y la paz del alma.