Dos incidentes oscuros han marcado la vida de Carlos Ruiz Imery: de niño estuvo a punto de morir ahogado, de adulto fue sometido a una cirugía de gran riesgo para extirparle el pulmón derecho y debido a lo cual le ha quedado una enorme cicatriz que le recorre desde la mitad de la espalda hasta el abdomen.
![Carlos Ruiz Imery, el pintor que comparte vida y felicidad 2 Diario El Salvador photo1716381358](https://diarioelsalvador.com/wp-content/uploads/2024/05/photo1716381358-1024x698.jpeg)
Ambos incidentes se reflejan en su vida y obra: ama el agua (nada todos los días) y la pinta en sus piezas más íntimas; del segundo, aprendió a disfrutar cada momento de su existencia, a apreciar la naturaleza, el sol, las flores, los peces, los gallos, los amaneceres y los atardeceres; por supuesto, a ser amigo, solidario, con sus semejantes, sobre todo alegrarles sus vidas.
![Carlos Ruiz Imery, el pintor que comparte vida y felicidad 3 Diario El Salvador photo1716381358 1](https://diarioelsalvador.com/wp-content/uploads/2024/05/photo1716381358-1-1024x996.jpeg)
«Te destapan como si sos pollo, te sacan los menudos. Después, me fumigaron con quimioterapia», recuerda de la cirugía a la que fue sometido en el 2012. Ese fue el año en renuncia a su trabajo y se dedica por completo a la pintura que años atrás había dejado a un lado para dedicarse a la publicidad, el mercadeo y la administración.
Imery habla de un «renacer» para entender su actual faceta pictórica, donde no puede faltar su dominio por la ilustración y el dibujo.
En estos 12 años ha creado varias líneas creativas: la primera cuando «Carlos Ruiz va a pintar para Carlos Ruiz, esa es una línea con nubes y una serie de paisajes, flores, agua»; la otra es cuando pinta para su mujer, familia y amigos; también está la que realiza por encargo para decorar casas, y están los trazos (blanco y negro o con algunos destellos de color) que plasma en libretas para dibujar.
Son alrededor de siete libretas las que posee Imery. En estas se aprecia una amplia variedad de ideas, emociones, creencias masónicas (el ojo que todo lo mira, estrellas), personajes (paleteros, equilibristas, basquetbolistas, desnudos femeninos), especies animales y florales.
Los dibujos (con plumilla o lápiz) pueden estar realizados con varios trazos hasta dar forma a lo que siente y piensa, aunque también recurre al ejercicio de realizarlos de una sola línea o trazo (“one line art”).
De lo que plasma en las libretas han surgido sus series. Algunas de estas son: «Los equilibristas», «Gordas voladoras», «Desnudos femeninos», «Peces», «Mujeres y flores», «Bares y naves voladoras».
Esta última, surgida durante el encierro por la pandemia de la COVID-19, en el 2020, se basa en ilustraciones cómicas, burlonas y satíricas que, en palabras de su autor, son «para que la gente se sintiera bien y que gozara de las tonteras que hacía».
Admite que no lleva un registro minucioso de las series creadas, simplemente las va produciendo.
Sobre sus cuadros más personales, comparte que ha pintado desde piezas de un metro cuadrado hasta de 2 m de base por 1.60 m de alto.
«Cuando pinto forro las paredes de papel, tapo el piso con plástico, dibujo y pinto, y es un gran desmadre porque la creatividad tiene que ser libre y no tiene que haber inhibiciones de ninguna índole», dice. Es estos momentos creativos es cuando sustituye las plumillas o pinceles por brochas gruesas.
Sobre las obras que realiza para decorar casas, explica que en ocasiones no les pone precio. Por una parte, porque «no es lo mismo lo que yo creo que vale mi arte, a lo que tú piensas que vale mi arte» y, por otra, «porque me interesa que haya más arte y no pinturas que compran en ferreterías».
Hace seis años decidió mudarse de San Salvador para vivir sobre la carretera al puerto de La Libertad, donde tiene su estudio. El lugar está en medio de la naturaleza y destaca que lo más preciado es la calma que vive todos los días.
Un apellido de renombre
Carlos Alberto Imery (1879-1949) es hijo del fotógrafo Benito Imery y de Mercedes Peña. En 1904 ingresó al Instituto Real de Bellas Artes de Roma (Italia). Permaneció cuatro años entre Francia y España. Volvió a San Salvador en 1911. En 1912 fue nombrado conservador de monumentos nacionales y en su casa fundó la Escuela de Dibujo que pasó a ser la Escuela de Artes Gráficas.
Tuvo tres hijos: Concepción, Salomé y Jaime. Salomé se casó con el español Pedro Carlos Ruiz Flores y tuvieron dos hijos: Carlos y Ernesto. Carlos (ahora de 78 años) se dedica a la pintura, la ilustración y el dibujo.
![Carlos Ruiz Imery, el pintor que comparte vida y felicidad 4 Diario El Salvador Segunda](https://diarioelsalvador.com/wp-content/uploads/2024/05/Segunda.jpg)
«Pinto lo que me emociona»
Desde su estudio, Carlos Ruiz Imery revela lo que marcó su vida para dedicarse por completo a la pintura, las ilustraciones y el dibujo. Aprendió a ver la vida de manera diferente, comparte.
¿Qué le pasó?
Le voy a contar. A mí, el deporte me ha fascinado toda la vida, hasta la feha. En un chequeo deportivo me hacen todos los chequeos, placa de tórax, todo, y el doctor dice: “Hay que operar”. Le dije, perate, vengo a chequeo no a que me operés. Me quitaron este pulmón (el derecho) y tengo una cicatriz que va desde aquí hasta por aquí [señala con con su índice desde la espalda hasta el abdomen]. Te destapan como si sos pollo, te sacan los menudos. Después, me fumigaron con quimioterapia, quedé requete pasmado, una experiencia bonita porque aprendés a ver la vida de otra manera.
¿Habla de un renacer?
Un renacer en el que te vale riata si hay trabazón, que si los políticos dijeron tal cosa, que si el periódico dijo tal otra, me vale. Disfrutar el día, disfrutar tus cheros, disfrutar el momento, es otra cosa.
¿Y cómo se transforma esto en arte?
A mí, siempre me ha encantado el arte, pero no como ahora pinto, ahora todos los días. Desde ese momento que me operaron empecé a pintar, a pintar y pintar, todos los días, en las mañanas y un poco en las tardes.
Ahora es full pintura, entonces.
Full pintura, jubilado.
¿Qué es lo que más le motiva? He visto amaneceres, atardeceres, gallos.
Flores, paisajes […] todo lo que veo. En la pandemia fue que empecé a hacer el dibujo, porque dije: “¿y hoy qué voy a hacer porque todos están aburridos?” Entonces, me propuse hacer cosas divertidas y así empecé a hacer una serie como de 20 dibujos.
![Carlos Ruiz Imery, el pintor que comparte vida y felicidad 5 Diario El Salvador photo1716381358 3](https://diarioelsalvador.com/wp-content/uploads/2024/05/photo1716381358-3-626x1024.jpeg)
¿Es la serie bares?
Es la serie “Bares y naves voladoras”.
En verdad, ¿la intención era hacer reír?
Sí, que la gente se sintiera bien y que gozara de las tonteras que hacía. Cuando nos encerraron, allí pinté aún más.
¿Siempre alternó lo verde, el paisaje, con esto de los dibujos?
A mí, lo que es el agua me encanta. De hecho, nado todas las mañanas. Me encantan los paisajes donde hay agua y el reflejo, la naturaleza.
¿Cuántos cuadros logra pintar en un año?
Allí hay dos cuadros, fueron pintados en una semana y media, son encargo. En este me tardé una semana y en este otro, media semana, es como un cubismo. Y hay otro que por ahí lo tengo. Los empiezo a construir en mi mente y los pinto.
¿Lleva registro de sus series?
Simplemente las voy produciendo, lo que va saliendo, lo que me emociona.
¿Cuántos cuadros serían al año?
Mínimo, salen dos a la semana.
Serían unos ocho al mes y unos 96 al año, entonces.
Sí, hay un montón que han salido de aquí y hay otro puñado que todavía está aquí. Y hay otra puñada de desnudos también. ¿Por qué? Porque con un grupo de amigos hacíamos desnudos, los sábados de dos a cuatro de la tarde. El cuerpo humano en lo más complicado de pintar. Las modelos, si querían los dibujos se los llevaban, sino los guardábamos.
¿A lápiz todos los desnudos?
Sí, y el carboncillo, bueno, con lo que fuera.
¿Hace cuánto está su estudio acá?
En el 2018 me vine a esta casa porque yo vivía allá por la colonia La Mascota.
Estando en este espacio, ¿qué más lo motiva a pintar? La calma. Mire, en la tarde empieza a entrar la neblina y el frío. A veces entra una neblina que no ve esos árboles, aquí el clima es helado, fresco, y la calma.