Hay una casa en Panchimalco que posee arte en cada uno de sus rincones y veredas. Pintura, escultura en yeso, tallado en piedra, zapatos como macetas, rocas de muchos colores… todo toma vida y se convierte en un lugar mágico dónde puedes hacer recorridos y conocer diferentes cuadros de artistas salvadoreños como Carlos Cañas, Camilo Minero y Mejía Vides que han donado su talento a esta morada.
Lo más fascinante es que dentro de ella, más de 50 niños y adolescentes se forman a través de los talleres que brinda la Fundación Miguel Ángel Ramírez, la cual nació con el propósito de impulsar y promover las artes en El Salvador.
La fundación surge en 2019 con el eslogan «Colores para la Humanidad», pero el proyecto data de los Acuerdos de Paz, en 1992, como Escuela de Artes Casa Taller Encuentros.
El nombre de la institución es en honor al reconocido artista salvadoreño y fundador Miguel Ángel Ramírez, quien por más de 20 años ha trabajado por la niñez y juventud en Panchimalco, ayudando a promover las artes como un proyecto de vida.
«Este es el corazón de todos los sueños hasta hoy realizados. Este es un proyecto familiar, los artistas somos fanáticos de las utopías. En mi caso, soy más consecuente, de revelarse, y hacer cosas con acciones reales», expresó Miguel Ángel.
El artista relata que desde los años 90, los niños llegan a la casa taller para aprender dibujo, pintura, escultura, modelado en barro, fotografía, así como realizar recitales de música y poesía, además de conocer sobre literatura salvadoreña.


«Ocupamos la literatura para hacer más interesante el tema creativo. Hemos tenido talleres de Gabriela Mistral. A Salarrué también lo hemos disfrutado con los niños. Toda esa herencia cultural que nos han dejado los trabajadores del arte en literatura y en música ha sido muy importante», explica.
Miguel Ángel destaca la colaboración que han recibido de escultores de diferentes países, quienes han tenido el gusto de visitar el lugar y explicar a los estudiantes las técnicas que utilizan.
«Darío Rivera fue el primero que vino hacer un ejercicio que se puede ver en la quebrada, un espacio de esculturas. Esa fue la semilla que abrió la puerta para que Panchimalco tenga ensayos escultóricos muy importantes y de muy alto nivel», relata.


Los niños o adolescentes que desean ingresar a la fundación pueden solicitar información a través de la página web www.fundacionmiguelangelramirez.org.
El ingreso es gratuito, solo se solicitará un objeto para seguir decorando y mostrando el arte a las nuevas generaciones que lleguen.

«Antes, era una piedra que traían para hacer jardinería y que ahora es parte de la casa. Hoy, es un zapato con una planta que se va destacando y que sirve para decir que lo que requieres para hacer arte no son los materiales, es paciencia», señala el artista.
De lavaderos públicos a espacio de arte


La fundación está divida en varios cuartos, donde hay exposiciones permanentes e itinerantes. Entre las permanentes están: el cuarto César Vallejo, el cuarto Darío Rivera, el corredor de Arte Infantil Gabriela Mistral, y el sendero de modelado y cerámica del escultor Douglas Nolasco.
Hay una senda que lleva a un pequeño río donde hay diversas rocas de gran tamaño talladas a mano, que dirige hacia donde se encuentra el «Sitio Cultural Las Cruces», un espacio dedicado a la población de Panchimalco para la difusión de artes.
«Este es nuestro manifiesto, una casa sin ventanas, con techo de flores para honrar la tierra de buenos días, buenas tardes y colmado de agradecimientos… Esta muestra fotográfica es un recorrido por el ala de este pueblo. La identidad no es una utopía, no es un discurso elaborado en una noche de antivalores. Gracias al colectivo Tacachihua Yapali, fundado en 1986, en la Universidad de El Salvador, por este noble tesoro. Compartimos este testimonio en esta casa de todos, en esta casa sin ventanas, donde la cruz del sacrificio es luz manantial… es Panchimalco», se lee en la entrada del lugar.
Trayectoria del fundador
Debido a su trayectoria y el aporte que Miguel Ángel le da al arte y a la cultura del país, el artista ha recibido diversos reconocimientos:
En 2011 fue declarado Notable Artista de El Salvador, por parte de la Asamblea Legislativa.
En 2010 recibió la Orden Gabriela Mistral, condecoración del Gobierno de Chile.
En el Libro «Las 100 historias que siempre quise saber», que expone vida y obra de salvadoreños sobresalientes en diferentes profesiones, se encuentra la biografía Miguel Ángel Ramírez.