Quiero dedicar este artículo a la figura de un hombre, más que patriota, un verdadero héroe. Me refiero al comisionado general Mauricio Arriaza Chicas, un oficial de policía de carrera que dedicó su vida a la seguridad pública y al servicio comunitario en todas las jefaturas y misiones que le correspondió actuar; hombre de familia ejemplar, muy estimado por sus colegas y subalternos por su espíritu siempre jovial y amable, un gran estratega policial, actuando con firmeza ante el flagelo de la delincuencia, y como director general de la corporación policial fue una pieza fundamental en el combate frontal contra las pandillas, lo que trajo la paz y seguridad, que hoy gozamos en el país.
Lamentablemente falleció en el cumplimiento de su deber, ofrendando su vida por las causas sociales, como un verdadero héroe. Nuestro país jamás podrá pagarle todo su esfuerzo y dedicación para traer la paz anhelada del país. Un hombre amigo y leal al presidente de la república, Nayib Bukele, y la mejor muestra de amistad la ratificaba siempre con sus buenos resultados.
Los héroes son aquellos que realizan acciones de beneficio costosas y riesgosas, hasta el punto de dar su vida en misiones encomendadas. Comúnmente el héroe posee habilidades y rasgos de personalidad que le permiten llevar a cabo acciones extraordinarias para salvar a personas del peligro. Esas hazañas las realizaba a diario el director Arriaza; no importando la hora o sus momentos de descanso, estaba siempre en primera fila sirviéndole a la patria. Se destacó siempre como un jefe con gran sentido común, luchando con entendimiento para garantizar la seguridad del país. Su destreza y entrenamientos lo volvían persistente, aun en situaciones de peligro.
Su muerte conmocionó a todo un país y a los mandos oficiales de países latinoamericanos donde gozaba de gran estima y respeto por la encomiable labor al frente de la corporación policial, y su contribución al logro de traer una paz verdadera y librar al país del flagelo de las pandillas. Su legado y su inmensa labor, y su sueño de transformar y cambiar el país, jamás serán olvidados por la población.
Las banderas ondearon a media asta por su honor, de este héroe carabinero, que será recordado por la patria como el mejor director de la Policía de toda su generación. Él dignificó la institución policial, que adolecía de recursos, con grandes carencias para un efectivo trabajo. Regresó la confianza de la población a la institución, se caracterizó siempre por ser un funcionario de territorio, muy cercano a la gente y siempre en primera fila del accionar de la Policía, que contribuyó a la seguridad y pacificación del país, logrando ese milagro que parecía imposible. Un legado que jamás será olvidado por nuestra población. El Salvador hoy pesa menos. Descanse en paz nuestro héroe nacional.